sábado, 24 de mayo de 2008

Horas desencontradas


“You don’t love me the way that I love you” The Kooks, Inside In Inside Out,

Ya no se que día es. Esto de andar sin reloj tiene sus cosas malas. Creo que finalmente tenía que pisar esta tierra para comprender el YingYang (por favor, léase Ing Iang).

Me despierto y veo que es de día, pero que día, ¿el de hoy o el de ayer?. Me había acostado a las 7 de la tarde luego de tomar una ducha, o un baño, algo así, porque estaba cansado y me senté en el piso de la ducha. Nótese que los Hostels no tienen bañeras. Me puse a ver el mismo capítulo de Lost con el que me había quedado dormido dos noches atrás. Cuando Locke llega a la cabaña de Jacob pasa algo en mi cabeza y eso hace que me duerma.

Mis planes eran cenar en el resto japonés O-Edo de la calle Donghu, cerca de HuaiHai Lu. Y luego pasear por la noche del sábado en Shanghai. Pero finalmente me doy cuenta de que es domingo. Prendo mi computadora y son las 19hs del sábado 24 de mayo de 2008, por lo tanto eran las 6 de la mañana.

En china uno no puede madrugar. Simplemente tienen un horario muy extraño; la cena es de 18 a 22hs, por lo tanto uno tiene tiempo para salir a pasear, y mas tarde tomar algo, pero claro, la noche termina muy pronto. Cualquier persona que se acueste tan temprano madrugaría, incluso en contra de su voluntad, pero la mañana no existe, simplemente los negocios abren tarde. Ya verán una foto del subte de HK a las 9am y se impactarán al verme solo en todo el maldito futurista tren.

Había estado todo el día caminando, me había hecho una amiga en la universidad Fudan, estaba en su primer año de inglés, en la quinta unidad, le era muy difícil expresarse ese idioma, pero accedió a hablar en un mandarín muy lento. Desde la tarde del día anterior habíamos estado visitando los lugares de mi libro. Era como una pequeña Cocó, la misma que Nike (no la marca, sino la persona) describía como una imagen propia al estar en esa universidad. La conocí en la estatua de Mao del patio central de Fudan, pero no detrás, sino delante de ésta. Le dije que quería visitar los jardines Yanyuan, ella me dijo que iba a ese lugar, así que emprendimos viaje juntos. Al llegar me encontré en los patios de YuYuan, no era el mismo sitio al que quería ir, pero debo decir que de otra manera no hubiera conocido tal lugar. Cenamos juntos en un restorant que da a los lagos del pequeño barrio antiguo; comimos lo mismo los dos, sopa agripicante, mouse de huevo con camarones y pequeños pancitos al vapor con relleno de carne. Luego paseamos por la radiante Nanjing, desde el Bund hasta el People’s Square, hasta que se largó a llover.

En la estatua de Mao me había despedido de Allen, un chico nacido en Shanghai que estaba estudiando “something like advertising”, había abandonado la carrera en Fudan porque sus maestros le dijeron que él nunca iba a ser muy bueno en esa área, así que se fue a estudiar a la Universidad de Boston, en USA. Él me encontró en el autobús 55 que yo había tomando en el Bund, frente a la torre Perla Del Oriente, para llegar hasta Fudan. Yo trataba de hablar con una señora china que iba sentada frente a mí, queriendo que me avise donde terminaba la calle SiPing para poder bajarme yo del micro. Cuando estábamos cerca Allen me saluda y me dice que él también estaba yendo a la universidad y que me podía acompañar. Un chico muy bueno, algo desprolijo, como todos los chinos que estudian carreras de grado; debo decir que la clase estudiantil argentina es mucho más chic que la china; tal vez se deba a que gracias a la proliferación de universidades privadas como UCA, UADE, Palermo y Belgrano, los jóvenes no toman en serio sus carreras, sino que van a desfilar como si obtener un título sea un concurso de popularidad. Claro, cuando yo iba era igual, y tal vez haya ganado el concurso, por lo menos en la categoría “Freak que saca buenas notas”, pero acá no se dá esto, la belleza de las estudiantes se basa únicamente en los atributos natrales y, tal vez, en su intelecto; pero no he podido llegar tan lejos.

Ahora estoy desnudo en mi habitación, acabo de darme un baño y como todavía son las 9am me dieron ganas de escribir antes de salir a caminar. Esto de caminar mucho y comer poco me está haciendo adelgazar, se me ven un poco las costillas y me volvieron los huequitos de entre el estómago y la cadera que tanto me gustan. Supuestamente tendría que irme de Shanghai mañana, y todavía me quedan muchos lugares para encontrar acá, conozco la ciudad muy bien, me muevo tranquilo y sin miedo de perderme; ayer mi amiga de Fudan quería tomar un colectivo y me estaba haciendo esperar en la parada equivocada, luego de perder uno le indiqué cual era la correcta, al tomarlo la cargué todo el camino “我是中国人,你是外国人 , pobre, me quería matar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por todo lo que contás se nota que Shanghai te gusta mucho, y es probable que te quedes algún día más,pero todavía te falta mucho por ver, por lo tanto andá organizando bien los tiempos.
Y con respecto a los kilos perdidos,no sentís que fue una boludes hacer dieta antes de viajar ? jajaja
te mando un beso enorme

Mamá
Mamá

Anónimo dijo...

Tu sentido de la orientación y la tranquilidad ante inconvenientes es increible. jajajajaja
Veo que las aventuras de Leo comenzaron con todo. Espero que puedas cubrir todos los lugares que querias visitar, y que sigas conociendo tantas personalidades como las que venis contando.
Solo me queda una preg como se visten ahi???? hay freaks o no se notan??? te dejo la inquietud.
Segui contando de las comidas y los lugares que viene joya eso. Te mando un abrazo enorme. DAM