jueves, 29 de mayo de 2008

Grey Claudy Boy


Entra un poco de luz por la ventana, escucho unos pajaritos y algunos monjes budistas que pasan bajo mi balcón del segundo piso sobre la calle Fayu. Me despierto, prendo la computadora a mi lado y veo que son las 5am en la isla Putuoshan.

Fritanga. A las 11am del día anterior estaba comiendo un Paomien (sopa de fideos instantánea) sobre el bote que me llevaba a la isla, a las 7pm estaba cenando una cazuela de mariscos con toufu y camarones salteados con verduras. A las 8 estaba durmiendo. Era evidente que si me había adaptado al ritmo de vida oriental era totalmente contra mi voluntad.

Shanghai me había enloquecido un poco, y la isla planeaba limpiarme. Yo quería hospedarme dentro del templo de Fayu, pero fue imposible; solo conseguí una habitación en el hotel de al lado. Visité el templo, es muy grande, es el segundo más grande de la isla, tiene 8800m2 y 294 halls y habitaciones. Estuve todo el día ahí adentro, visitando, meditando, respirando aire limpio. Mi idea era pasar el día siguiente en la playa, pero desde el segundo día que llegué a Shanghai me persigue una una gris que ocupa todo el cielo.

Al día siguiente se largó a llover, indignado tomo el primer autobús al puerto, llego a la ventanilla a las 10am y el primer bote a Shanghai sa lía a las 13hs. Doblemente indignado lo compro y espero, planeé ir a visitar Beijing, con la excusa de visitar la gran muralla y con la real intención de comer pato pequinés en Pekín. Reservo el ticket, y reservo el hotel. Al día siguiente a las 8 de la mañana estaba llegando a Pekín, pasaba un par de día ahí y me iba volviendo a Hong Kong para mi vuelo a Taiwan.

Llego a la estación de trenes de Shangai, muy cansado, con la mochila y la valija a cuestas, y me dicen que el tren está SOLD OUT (luego me enteraría que mientras estaba en el bote recibía un mail diciendo que no se pudo reservar el tren con tan poca anticipación). Enojado le digo que tengo una reserva, pero no hay caso, no hay trenes a ningún lado, solo quedaba uno a un lugar que yo desconocía . Tomo mis cosas y salgo de la estación, unos hombres afuera me preguntan a donde quiero ir, indignado les digo en chino que quería ir a Beijing, pero que están agotados los pasajes, me responden en chino que ellos me llevan, los miro como diciendo “tanta cara de boludo tengo? Me vas a llevar 2000 kilómetros en que?” y les digo que no, gracias, pero ahora no quería nada. Me vuelvo al hostel donde había estado la última semana en Shanghai y me dan una habitación. Me dicen que a la vuelta venden pasajes de tren, pero está cerrado ahora, que vaya mañana la mañana.

Eran las 7pm, hora de cenar. Me baño y me tomo el subte hasta la última bajada de la avenida HuaiHai, camino una cuadra y entro en el Cotton Club del cruce de HuaiHai y Fuxing. Está lleno de extranjeros y chinas con poca ropa y un excelente english. Pido unas alitas de pollo picantes con anís y unas papas fritas, y un vaso de ChiChi (leche de coco, jugo de ananá y vodka). Tocaba una banda de… no se que onda, pero era bata, bajo, viola y dos trompetas. Cuando termina la primer parte del show me las tomo. Llego al hotel a las 23:30. Me duermo a la medianoche.

Ahora si, necesito que alguien me explique por qué me desperté 14 horas después.

Salgo corriendo a la ventanilla de venta de tickets del tren, nuevamente había perdido mi tren, no hay trenes a Beijing, no hay trenes a Guangzhou. Enfurecido conmigo mismo vuelvo al hotel y le pido a Vivi que me consiga un vuelo a Guangzhou (Cantón). Me consigue el último vuelo, el más barato. Lo compro y acá estoy esperando. Creo que esa isla budista fue de mala suerte, o Shanghai no quiere que me vaya. Tuve que tomar una medida drástica, salir volando de acá. Dos días en Cantón y me voy a Hong Kong para volar a Taiwan. Mi vuelo sale el lunes 2 de junio a las 11:10 (hora de acá, obvio).

Mientras tanto sigo yirando, la verdad es que ya no quiero estar en China, me quiero ir a Taiwan y que cambie la suerte de estos últimos dos días. Dos días perdidos.

Seis menos cinco de la tarde. Me voy a conseguir un taxi para que me lleve al aeropuerto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

tuviste una susecion de hechos desafortunados, y bue, dicen que shangai tiene esa energia de no querer que te vayas, ahora sabes porque. jajajajaja
espero que se resuelva eso siñore y llegues a taiwan por mas aventuras.
Volviendo a lo del templo, espero que allas podido sacar fotos, seguro estaba re bueno.
Por ultimo. Pudiste comer pato pekin???
espero que sip. un abrazo y que sigas bien. (Cualquier cosa pedi que te despiertes a un horario donde te hospedes). adieu

Anónimo dijo...

aca el frio me hace hacer tooodo mal, la puta madre. bueno un abrazo. DAM

p.D.: el anterior texto y este son mios, cuek.

Anónimo dijo...

Coincido con Dam, tenés que pedir que te despierten en el hostel.

No te calentés, aún de las cosas desafortunadas se aprende, además en tantos dias, solo 2 no muy bien aprovechados, no es tan malo.
Lo que más rompe las pelotas de todo esto, es cargar con la valija de aquí para allá, que además cada vez parece mas grande y logicamente mas pesada
por las cosas que vas comprando.
No te bajonees que todavía te esperan muchas cosas por ver y disfrutar.
Aparentemente no es que de Shanghai
nadie se quiere ir, lo que pasa es que no pueden, jajaja
Acé está todo bien, estoy atenta
a tus comentarios, que al ser tan detallados, me hacen sentir muy cerca tuyo.
Seguí disfrutando, te extraño, te quiero mucho

Mamá