viernes, 4 de febrero de 2011

Elige tu propia aventura

T03E04


"We were exiles from reality, that summer. We were refugees from ourselves."

Chris Cleave – The Other Hand


Sin duda alguna, mi primer libro fue alguno de la colección Elige tu propia aventura; el primero que recuerdo creo que se llamaba “Regreso a la cueva del tiempo” o tal vez fue “Regreso a la Atlántida”. Y agradezco a mi madre que me nutrió con todo esto de las posibilidades paralelas, y luego de 20 años dieron resultado.

Luego de cuatro días en las playas paradisíacas de la costa en el golfo Sudoeste de Tailandia debes continuar tu camino hacia el Norte para llegar a Bangkok a tiempo, a más tardar el sábado próximo primero. Sin embargo te quedan dos días libres, y luego de un poco de investigación…

Pasa al próximo párrafo para ir a la fiesta de la Luna Obscura en Koh Phangan.

La persona que contrató tu servicio de transporte confundió “seven” con “eleven”, haciendo que tu viaje comience cuatro horas más tarde. La empresa de transporte falló al coordinar cambio de micro y ferri, dando como resultado un viaje de 9 horas en lugar de 5. Llegas a una isla desconocida, es de noche y al bajar del ferri te encuentras sumergido en la obscuridad total. Un taxi te propone un viaje de 50 pesos hasta tu hotel, mientras que una combi compartida te lo propone por 10 pesos.

Si eliges la combi compartida pasa al próximo párrafo.

Luego de unos minutos de viaje, la combi se detiene y el chofer te invita a bajar. Afuera de la combi, la jungla. La obscuridad y el silencio total. El chofer te dice que camines dirección Norte dos minutos y llegarás al hotel que tienes reservado. Comienzas a caminar entre la penumbra, y notas la ausencia de la combi cuando de repente la única luz de la noche desaparece, eran las luces del auto. De repente notas cuan clara es la noche en el cielo cuando no tienes luz a tu alrededor. Luego de cinco minutos de caminar con una pesada mochila y una maleta te encuentras con algo que nunca imaginarías podría existir: un camino aún más obscuro. Abres la navaja de tu Victorinox, miras hacia atrás y tomas una decisión.

Si eliges volver sobre tus pasos y elegir el camino que siguió la combi, pasa al siguiente párrafo.

Ahora si estás totalmente perdido. Sigues caminando entre la selva, pensando que habrá pasado con tu hotel y deseando que pronto aparezca algún lugar donde dormir. Luego de caminar por horas, que en realidad no fueron más de 20 minutos encuentras una persona en la calle, que casualmente habla inglés. Le preguntas donde puedes dormir, y te dice que si sigues tu camino encontrarás cabañas, pero que si es solo por una noche, ella te puede alquilar una habitación en su casa.

Si decides dormir en la casa de un desconocido en el medio de la jungla, sigue leyendo.

Una gran habitación con ladrillos ahuecados por ventanas, y una cama doble con cortinas mosquitero; un pequeño baño sin agua corriente, eso es todo lo que tienes. Un candado para tu puerta que da al fondo, pero un biombo que te divide de la cocina. Desde la pieza de al lado la abuela te grita “Hello! Leo! Yu hangry? Me take yu to 7/11, cannot walk, very far”. Rechazas la oferta de salir nuevamente a la jungla. Te comes unas galletitas y te llevas tu nuevo libro a la cama.

Te despiertas con los gallos cantando. Abres la puerta que da al fondo y te encuentras con un hermoso parque de palmeras y a solo 20 metros, el Mar del Sur de China, azul y profundo. La abuela te saluda, y te pregunta que quieres hacer. Le comentas que debes ir a Bangkok y te dice que la única forma es tomar el ferri de las 17hs. Tienes todo un día por delante con nada para hacer en medio de la jungla. La abuela Boh te propone alquilar una moto al vecino de enfrente, o quedarte en la playa hasta las 16hs.

Si decides montar una moto por primera vez en tu vida, mira lo que sigue.

Le entregas 20 pesos y tu pasaporte al vecino de enfrente, te da una moto. Abres tu mapa y ves que en la isla hay una sola calle principal (a modo de costanera) y el resto son pequeñas calles que entran en la montaña. Recorres toda la carretera sur de la isla, de Oeste a Este, y nuevamente al Oeste, deteniéndote en todas las pequeñas cosas que te interesan, disfrutando del viento en tu cara y un hermoso día soleado. Parando en las playas, tomando té con leche condensada y licuados de ananá, y charlando con la gente del pueblo. Es sin duda, uno de los mejores días de todo tu viaje. Simple y divertido.

Fin.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Cuando los amigos son descartables, el mundo es un Klenex

T03E03


Esas dos inquietudes agravaron mi ya vieja misantropía. Me quedaban unos amigos; dejé de verlos.
Jorge Luis Borges – El libro de arena

Vi a otros amigos volar; por la mañana él también, cual mis anhelos, volará
Edgar Allan Poe – El Cuervo



Sé que rompí la promesa de una nota cada dos días, pero también sé que nadie lo creyó. Y aunque odio las excusas, la verdad es que al cambiar tan rápido de ciudades y países tuve la necesidad de tomarme un tiempo para sentir los cambios. (Una buena excusa es también que las netbook no sirven para ponerse a escribir)

Mi minivan llega a Kuala Lumpur a las 5am de un lunes. Obscuridad total, desconcierto, el taxi no encuentra el hotel y me dice: bueno, debe ser por acá cerca, bajate y caminá. Para mi sorpresa la numeración es alarmantemente escasa, pero luego de 20 minutos de “safari”, esquivando ofertas de sexo y otras cosas varias, logro dar con el hotelsucho de cuarta. Entro y el conserje me dice: ¿Cuál es tu nombre? No, no sé. Dejá la valija acá y volvete tipo 11am. Genial, casi 6am, casi sin dormir, casi sin guita local, lo único que puedo hacer es ir a hacer la cola para subir a las torres Petronas.

Paro un taxi y le digo que me lleve, me dice que no, que camine… y me señala la dirección. Entro a caminar, otra vez, y 20 minutos más tarde doy con las torres. Todavía totalmente de noche. Los de seguridad me dicen que los lunes no abre. SHIT. Me voy a un café, me pido un cappuccino y me siento a ver como amanece, y la gente empieza a aparecer, yendo a sus trabajos. Lunes otra vez para ellos.

KL es una ciudad, literalmente, entre Singapur y Tailandia. No es tan cosmopolita como el primero, ni tiene una cultura tan arraigada como el segundo. La gente es una mezcla de indonesios con indios, pero también con una gran influencia china. Las líneas de monorriel, subte y trenes son todas empresas privadas, así que para hacer combinación uno tiene que salir, caminar y subir al otro, obviamente pagando otra vez.

En mi primer viaje en monorriel hacia las cuevas Batu veo, desde mi asiento, subir a un chico con rasgos occidentales. No es que ahora me hago el oriental y digo que los occidentales son todos iguales, pero su gran parecido con Manuel Delmestro (un profesor de italiano que conocí en Taiwán) es alarmante. Tanto que tomo mi cámara y con disimulo me dispongo a tomarle una foto. Y cuando la asciendo hacia mi cara para encuadrar, él sube la mirada, me mira, yo lo miro, y él me dice: ¿Qué hacés acá Leo?. Yo no lo sabía, pero él también estaba de mochilero, y había tomado el tren que lo llevaba al aeropuerto con destino Indonesia. Una coincidencia extrema.

¿Estás pensando que el mundo es un pañuelo? Antes dejame agregar que cuando estaba haciendo el check-out de ése hotel para dirigirme a Penang, un coreano desde mi espalda me habla en chino, aludiendo conocerme de la universidad Shida en Taipéi. Yo le seguí la corriente, pero sinceramente, los asiáticos son todos iguales.

jueves, 27 de enero de 2011

Se fue como llegó


T03E02


“Me gusta ese tajo que ayer conocí. Ella me calienta, la quiero invitar a dormir.”

Tango Feroz – Banda de sonido original


“Oh! Came on, just one coffee together”

Black Coffee – Yokko Kanno


Había comenzado a escribir sobre Singapur en mi micro de huída hacia Kuala Lumpur, Malasia, y me dejé llevar por palabras que no debía escribir. Así que simplemente voy a hace algunos comentarios sobre la ciudad.

Singapur es sin duda la economía más fuerte de ASEAN (Asociación de las naciones del sudeste asiático), y como tal, no es más que una gran ciudad lleva de edificios y asfalto, donde la atracción principal es ir de shopping. Una de las cosas interesantes es la integración multicultural de la ciudad, donde conviven chinos (74%), malayos (13%), indios (9%) y singapurenses (¿?%). Me fue muy difícil encontrar el sentimiento localista, donde los locales son provenientes de diferentes partes de Asia, y el idioma oficial es el inglés, entonces ¿quiénes son los locales?. Hablé con mucha gente en la calle, mozas chinas de restaurant, taxistas locales, malayos con más de 18 años de residencia, masajistas locales, etc; y me aclararon muchas cosas, como por ejemplo: los chinos son considerados la clase superior, luego los malayos y por debajo de todo los indios. De esta manera una chica china nunca le daría oportunidad a un indio, y un malayo tendría que lucharla duramente. Por otro lado hay mucha gente que va a Singapur por tres o cuatro años para hacer una diferencia económica y luego volver (aunque no todos vuelven, especialmente los chinos, que luego de vivir la independencia democrática se cuestionan dejar todas las comodidades y libertades para volver con su familia), e incluso muchos jóvenes que dejan su país para estudiar carreras de grado y posgrado en éste país, la mayoría mantenidos por su familia desde su país de origen.

Un país de 45 años de vida independiente y democrática, lleno de extranjeros. Dentro de 155 años, ¿Quiénes serán los locales?. Si miramos un poquito con lupa, mis dos linajes sanguíneos son italianos, 100% sangre pura de exportación, segunda generación nacida en Argentina, todavía con apellido italiano. ¿por qué decimos que yo soy argentino?. Y, ¿Qué significa ser latino?. Somos una nación con ciudadanía propia, pero con etnias confundidas, y aún así, todavía seguimos marcando las diferencias sociales, porque señores, como ya lo dijo Martín Revoira Lynch 3ro: “no hay gente como uno con apellido italiano, la gente bien es de descendencia española”.

Singapur es sin duda una noche de sexo sin sentimientos de por medio. Llegar, mirar, have fun, vestirse y adiós. Y si te vuelvo a encontrar por ahí, una sonrisa y sigo mi camino. En esta ocación, hacia Malasia.

miércoles, 19 de enero de 2011

El plan es que no haya plan

T03E01

“-PPffff! Jazz, tocan cómo va la canción, cualquiera puede hacerlo. Titiriti tititi, tititi, tititi…

-Papá, esa canción ya fue inventada.

-Bien. Tuturutu tututu, tututu, tututu.”

Homero y Lisa Simpsons


“Tic tac, tic tac, is the time of your life running out”

Jason Jordan – Dexter – Temporada 5



Cambio de planes. Dejar el no tan crudo invierno de Taipéi y volar en dirección al Sudeste asiático, donde todavía es temporada de no-tan-verano. Como me dijo mi amiga una vez, “en Tailandia las temporadas son: calor, extremadamente caluroso, mucho calor, lluvia, y otra vez calor”.

Para muchos de ustedes Asia es ese bloque de tierra que fallidamente intenta contener a la gente de ojos rasgados, pero cuando uno se acostumbra, es fácil ver las diferencias entre los países. Sin embargo para mí todavía hay un gran bloque que agrupa, tal vez, los países más exóticos de Asia, y que en este momento me dispongo a desglosar.

Hace dos días me compré un pasaje a Singapur (y toda la experiencia de comprar pasajes en aerolíneas asiáticas super-customizables low-cost se la debo) y en este momento estoy en mi microasiento de avión rompiendo el primer y único plan que tenía; demostrándome de ésta manera que no tengo remedio.

Luchando por conseguir la tasa más baja al comprar mi ticket, terminé comprando un pasaje con arribo 1:30am (2:30am para mi reloj biológico). El plan era tipo 2:15 dejar el aeropuerto, 3am llegar al hostel y dejar la valija, y enfilar para la costa para fotografiar el amanecer (si miran el mapa, se darán cuenta que Singapur es la costa Este de la parte continental del SE asiático). Pero como me acostumbré a dormir a eso de las 2am, tenía que sí o sí dormir 4 de las 4 horas y media de vuelo. Imposible. Microasiento, presión cerebral, resfrío, ríos de líquido mocoso cayendo de mi naríz involuntariamente. No way.

¿Y ahora qué?

A pasar por el Starbucks de turno, meterle un shot extra de café, mucha azúcar, música japonesa de Jazz estilo Bebop moderno grabada en vivo en Tokyo, y a ver hasta qué hora me da el cuero. Porque, gente, concienticémonos, estamos llegando a los 30. Algunos más rápido que otros.



Ps: al releer este episodio me encontré con ese “No way” y me sentí un poco Jotz. Y es raro, porque nunca lo conocí y sólo lo leí una vez. De repente tengo documentales ganas de conocerlo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Nunca supe lo que es un amor de verano (ni quiero saberlo).

“Todo se enreda y vos seguís ahí, y algún amigo viene y dice que tenés todo para ser feliz, y no te alcanza hermano, se necesita un poco más”

Un poco más – La Mississippi


“Corte. El Tortoni es una mierda. Sigue”

Juan Terranova – Mi nombre es Rufus



No quiero arrepentirme de no ir a Filipinas con el Sensei, su Acusai, y mi gemela maldita. De cualquier manera estar tirado en la arena siempre fue para mí una pérdida de tiempo. Las vacaciones de verano siempre fueron para mí una pérdida total de tiempo.

Ya pasó un año desde la partida. El tiempo que me propuse para estudiar chino llegó a su fin, pero aún considero que me falta un poco más. Voy a empezar a estudiar un master en administración, es la forma más fácil no solo de conseguir la plata para vivir, sino de extender mí residencia por dos años más. Pero sin embargo, para poder empezar, tengo que sobrevivir a las malditas vacaciones de verano.

Por un lado debo agradecer a mi trabajo de voluntario que me mantuvo ocupado varios días de las tres semanas de vacaciones, y por otro lado al trámite en inmigraciones y la inscripción en la maldita universidad nueva que me hizo viajar hasta el campus por lo menos una o dos veces por semana. Sin embargo, la última semana, las últimas 72 horas, fueron dignas del Conde Olaf en “Una serie de eventos desafortunados”, claro que sin ninguna fortuna para robar.

Todo comienza el martes con un extraño dolor en la garganta. ¿Es una gripe?, no puede ser una gripe sin fiebre, pero tengo un ganglio inflamado, ¿sólo el ganglio derecho?, es extraño si, pero ¿es realmente la garganta?, parece más bien la parte más profunda de la mandíbula, que además, está colorada y un poco inflamada. Mmmm, es cierto. Pero lo que realmente me duele, ¿no es la encía superior derecha?. El médico me había dicho que no me sacara el tercer molar si realmente no me dolía. Maldición. ¿Esto será lo que llaman el dolor de muelas?.

Uno de mis amigos taiwaneses me dijo que no tenía que atenderme en cualquier centro odontológico de Taipéi, porque podía resultar peligroso. Así que el miércoles a las 16:50 me pasa a buscar por una estación de metro del norte de Taipei y me lleva en moto hasta una clínica de su confianza. Luego de la radiografía el médico me dice, obviamente en chino, tenés una carie. ¿Qué?, no puede ser, nunca tuve una carie.

Era una carie, y bastante grande. Deprimido acepto el tratamiento. Y todavía no lo puedo creer, mi primera carie, a los 29 años, y en la otra punta del mundo. Entonces era cierto, las bebidas en Taiwán eran muy dulces de verdad. ¿Un año seguido de té con leche dulce pudo provocar esto?. Con la boca anestesiada vuelvo a casa de mi amigo. Me llama el doctor Nick para animarme: mañana a las dos y media tenés turno para cirujía laser, cada lunar son $35, por tus diez lunares lo dejamos a $118.

Menos deprimido que el día anterior me dirijo al hospital Shou Chuan, en una de las zonas más top de la ciudad. Entro al subsuelo, donde se encuentra la sección de dermatología, y entrego las zapatillas a cambio de pantuflas y un gorro para el pelo. Nick no estaba, me va a atender la doctora directamente. Me ponen una crema de un centímetro de espesor que funciona como anestesiante. Si, otra vez anestesia, pero esta vez en toda la cara. Ese sentimiento de hinchazón y pérdida de control de gesticulación facial es algo asqueroso. Ingreso y le indico a la doctora los puntos que no tiene que tocar, porque son mi “marca personal”. Me colocan protección ocular, similar a la de la cama solar, pero bien agarrado a la cabeza, y comienza a tratarme con el laser. Es como una aguja caliente, diez agujas, cien agujas, muy calientes, hirviendo. Cada vez más y más calor. Y ahora directamente sobre los lunares, seguido de olor a carne quemada. Y más calor, y más dolor. Y de repente silencio. No hay más laser, no hay más agujas, pero el calor cada vez es mayor. Me hacen acostar en otra camilla, me ponen una crema, una máscara, una venda para los ojos y sobre todo eso, hielo. Y el hielo, que también quema, sobre el fuego de mi cara se deshace poco a poco, y siento como la condensación empieza a rodar por mis orejas, y luego mi cuello. Y luego otra máscara de hielo, y luego otra más. Y gel, mucho gel.

Vuelvo al hall para retirar mi bolso y veo un mensaje de Nick: Me olvidé de decirte, puede doler un poco.

Indignado, con la cara quemada, ardiente, diez puntos rojos como balazos y la advertencia de no lavarme la cara hasta el viernes a la noche, vuelvo de mal humor a mi casa. Y Nick que dice: hehehe, pero es el proceso para ser más lindo.

Viernes, con la tercer capa de gel sobre las anteriores, y sin poder lavarme la cara, por lo que ni me atreví a sacarme la remera ni a bañarme por el sentimiento extraño que todavía tenía en la cara, me decido a ir a la universidad por última vez y terminar el trámite en el que me entregarían la llave del dormitorio en el campus. Con gorro, lentes de sol y paraguas, al mejor estilo estrella de cine asiático, es que me presento en la administración del dormitorio. Al abrir el registro de mi cuarto veo dos de los nombres de mis compañeros de cuarto: Gustavo y José. ¿Cómo?¿Latinos en mi cuarto? Pero si yo pedí expresamente habitación con taiwaneses. Si, un trámite más. Con el ineficaz intento de tapar el desastre de mi cara en proceso de embellecimiento y respondiendo las preguntas al respecto de todas las personas con las que me cruzo, finalmente logro dar con una habitación respetable, en el piso 13, habitación 13. Sin duda, el número ideal para terminar la semana ideal.

Y a todo esto, claro, el calor y la lluvia típicos del verano en Taipéi. Pero ya, luego de 30 horas mi cara vuelve a tener tolerancia al agua. Pude penosamente sacarme las, ahora, cuatro capas consecutivas de gel facial y cambiarme la remera luego de 40 horas. Solo tengo un arreglo en una muela, diez cascaritas que tendré que cuidar como piel de bebé, y seguramente no voy a salir en mi último fin de semana de las vacaciones, porque no voy a querer que nadie me vea en este estado.

Corte. El verano es una mierda. Sigue.

Las vacaciones de verano, más aún. Fin.

Fin de temporada 2.




lunes, 15 de febrero de 2010

Los dragones emigraron hacia el oeste.

Temporada 2 - Episodio 6


"La incoformidad para mí es una bendición [...] y hay muchos sentimientos negativos que conducen a positivos, lo que pasa es que nos han enseñado a no trabajar, entonces cuando uno se encuentra con un sentimiento negativo se planta, y ahi viene la depresión, el Prozak, el psiquiatra y la muerte."

Fernando Peña, Isla flotante, Episodio 1: "Arroz con leche".



Durante años fue una fecha especial. Cuando enero llegaba a su fin la gente comenzaba a hacerme las mismas preguntas, cuándo es, qué se va a hacer, dónde vamos a comer, a qué hora vamos a ir. Algunas veces reservábamos mesa en un restaurant, otras recorríamos las calles del barrio chino comiendo lo que se vendía en los puestos. Esperábamos que pasara el dragón, el león y el viejito. Año Nuevo Chino era sin duda un festejo al que no podíamos faltar, algo que solamente ocurría ese día, y durante el resto del año el barrio chino de Belgrano seguía siendo tan aburrido como siempre, con las mismas comidas de siempre, las mismas chucherías, y las mismas viejas chismosas.

Finalmente estoy acá, en China, el lugar de donde viene todo eso que nos parece exótico, extraño, inadecuado, espiritual. Pero aquí todo es normal. No hay chaofan de carne de perro, ni brochettes de cucarachas, ni monjes shaolin caminando por las calles. Los estudiantes comen fideos instantaneos comprados en el kiosko, no existen los cybercafé, y luego de seis meses todavía no he encontrado el "Té con leche perfecto", y comienzo a creer que no existe.

Y aún así llegó año nuevo, durante muchos días, varias semanas, la gente se preguntaba que iba a hacer para esa fecha, en la que hay diez días feriados. Quienes tenían familia en el país iban a visitarla, quienes vivían en paises cercanos compraban, aunque disconformes, pasajes de avión a casi el doble del precio normal, y el resto planeaba viajar al sur, donde el pronóstico prometía días de sol y aventuras a granel, a diferencia del clima de Taipei, que según se espera lloverá hasta que termine el feriado.

Decidimos quedarnos. Ver los festejos. Ser parte del pueblo. Ver los dragones, los leones, la alegría del pueblo. Sin embargo nos encontramos con un pueblo fantasma.

La tradición es simplemente cenar a las 18hs, limpiar la casa, rezar, y quedarse despierto hasta las 6 de la mañana. Se dice que cuanto más tiempo pasen los hijos con sus padres, más tiempo vivirán estos últimos. No hay brindis a las 12, no hay regalos (salvo los famosos sobres rojos), las visitas a vecinos y amigos se hacen en cualquier momento (supongo que por el aburrimiento de estar tanto tiempo en la casa). Pero fuera de casa, es un pueblo fantasma.

Ya pasaron cuatro días, en la calle casi no hay colectivos, los taxis solo quieren llevarte si no es lejos, el subte pasa cada tanto. Los mercados, restaurantes, negocios, kioskos, panaderias, tiendas de bebidas, todos cerrados. No hay donde cenar fuera de Burger King, McDonalds o Pizza Hut, hasta el Subway está cerrado.

Hoy prendí la tele cinco minutos, y decidí apagarla cuando en una publicidad un nenito dice en chino "Que aburrido que es año nuevo!"

Asi que aquí estamos, sumergidos en la depresión de año nuevo, sin receta para comprar Prozak, y sin psiquiatras que hablen español. Por lo menos, no llegaremos a la muerte.


Feliz? año nuevo para todos!


y lo que sean Tigre, a cuidarse.


jueves, 28 de enero de 2010

... y cavar sobre la cruz.

Temporada 2 - Episodio 5

"[...] Mirá, estoy intentando encontrar mi lugar,
pero puede ser que no sea aquí donde me siento segura;
todos aprendemos a cometer errores.

[...] Si alquien se preocupara en clasificar
los corazones rotos y las mentes retorcidas,
entonces así yo podría encontrar en quien confiar."

Paramore - Misguided Ghosts (2009)


Quien haya sentido los graves penetrar en sus zapatillas All Star sabrá de lo que estoy hablando. Quien haya podido sentir el olor opaco, seco y amargo de la madera del piso cuando todavía la luz blanca muestra la verdadera edad de las paredes, y las cicatrices del piso cuenten escuetamente una historia de la última noche en que ha sido habitado ese lugar, y tengas que saludar gente que tal vez nunca hayas visto antes como si te conocieras desde el primer día; y que seguramente no la vuelvas a ver.

Quien haya estado bajo esas luces sabrá de lo que estoy hablando. Quien haya sentido el frío de los pasillos, y el calor insoportable de las lámparas, los murmullos de fondo, los bajos de una canción que no te importa reconocer, y los agudos que en dirección contraria nunca te harán sentir ese dolor punsante que causa escuchar el maldito "biiip" cuando te apoyes en la almohada esa misma madrugada; pero que inevitablemente lo terminarás escuchando, porque ya no hay forma de escapar de él.

Quien haya bajado de la vidriera del rock y su primer pensamiento fuere no querer salir de la obscuridad sabrá de lo que estoy hablando. Quien hubiera querido cerrar los ojos y no pensar que todavía quedaba el trabajo más duro por hacer, y que el resto del mundo seguiría girando, y que uno no podría girar aunque así lo quisiera, porque inevitablemente también ama todo lo que no se movería con el resto; y que luego, al pasar el tiempo, se olvidaría de todo y volvería a repetir lo mismo sin pensar... o sin importale.

Del otro lado del mundo las cosas no son tan distintas. Las luces queman igual, los agudos ensordecen, y la vidriera sigue latente. Los punks se vomitan mutuamente, los darks se baten los pelos conjuntamente, los emos se deprimen recíprocamente. Pero no nos importa; somos lo que somos, vamos a donde queremos, nos vestimos como nos da la gana, comemos sin culpas, tenemos nuestra propia opinión, no nos dejamos etiquetar, hacemos lo que tenemos ganas, y si realmente nos da la gana nos vomitamos, nos batimos los pelos o hacemos que los demás se depriman, pero sin restricciones, sin convicciones creadas por la gente que nos estampa la ropa, sin compromisos sociales.

Sin embargo, allí estamos. Pasamos nuestra primera audición como banda, y ya tenemos luz verde para presentarnos en Vicius Circle cuando estemos preparados.


Volvimos a las tablas Cina.


Gracias.