miércoles, 30 de septiembre de 2009

Interiores

Temporada 2 – Episodio 3

“Esto? es un diagrama de Venn, son tres conjuntos, sin contar las combinaciones algorítmicas, pero para empezar es mejor no tenerlas en cuenta, porque es como tratar de armar una nave espacial sin antes haber inventado la rueda.”

Rodrigo Noya – Hermanos y Detectives – Capítulo 2: El secreto de Roque Peralta


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No puedo precisar por cuánto tiempo estuve sumergido en la misma habitación, pero lo que puedo confirmar es en que por un momento yo también me convertí en otro artículo de decoración.

A medida que pasan los días cada uno de los mil quinientos equis alumnos del MTC de la Universidad Nacional Normal de Taiwan (NTNU) se aferran a algún metro cuadrado que, no solo los identifica, sino que los cataloga y los refiere al resto. Luego de la cuarta semana de presenciar los aburridos y rutinarios actos de esta gente puedo confirmar que todo lo que los psicólogos y sociólogos han observado, investigado y declarado durante décadas como grupos de pertenencia ha llegado a su fin con la era del paisajismo y la decoración de interiores.

No me hace falta llegar al séptimo piso del edificio Bo-Ai de uno de los tres campus de la NTNU para saber cómo encontraré cada una de las habitaciones. Cuando entre al Student’s Lunge en la habitación 708 habrá un japonés dormido sobre sus libros, un alemán colorado pelado enfrascado en su notebook debajo del ventilador de la pared Oeste, y dos ABC* hablando en voz baja de una manera tan molesta que sería mejor que gritaran. Luego de permanecer aproximadamente veinte minutos en ese lugar llegarán un chico tailandés, su novia japonesa, y sus infaltables hotdog dulcepicantes, ella irá a buscar té del dispenser gratuito del que yo ya he llenado mi vaso de Starbucks y volverá a su asiento en la cuarta hilera de la pared Este, pero nunca se la verá tomar del mismo; seguramente en el transcurso de la tarde los volveré a cruzar en el pasillo, la sala de computadoras, las aulas o el ascensor, aleatoriamente y siempre juntos. A los 35 minutos el japonés se despertará alertado y comenzará a estudiar apasionadamente. Las chicas malayas se retirarán como si nunca hubieran llegado, y la señora de la limpieza nos pedirá que nos retiremos del lugar.

Camino treinta pasos y me dirijo a la biblioteca. Una coreana que si masticara aire podría ser fácilmente confundida con Honda del Street Figther 2 se mira constantemente al espejo como esperando que la próxima vez no aparezca la misma cara en él; la nica* morocha con cara de preocupada intenta terminar la tarea mientras la panameña rubia que ya la ha terminado hace horas la mira impaciente recostada sobre su libro cerrado. El rubio de Europa nórdica al que se le enrula el pelo en la punta del flequillo se encuentra leyendo una novela en uno de los tres sillones negros que dan al hall central, la gordita norteamericana con dos cabezas de bebé por pecho entra y sale insaciablemente de la biblioteca, cuchicheando con sus compañeras orientales como si alguna de ellas estuviera conquistando al chico más popular de la universidad. El alto narigón de nacionalidad desconocida se sienta de costado en la silla, siempre preparado para saludar a alguna muchacha oriental que eventualmente entre en la sala de lectura. La vietnamita alta me sonríe y levanta su mano haciendo un movimiento constate lateral a modo de saludo. No sé su nombre, ella no sabe el mío, pero nos vemos todos los días allí, y casualmente en algún restaurant de la zona o pasillo de la universidad. De hecho, no se los nombres de ninguno, pero muchos me saludan, me hablan, me invitan comida, golosinas, y yo les respondo recíprocamente.

Todos somos parte de la decoración. Una mesa, un mueble, una estantería con libros, siempre en nuestro lugar inamovible; todos estamos juntos, pero ninguno nos conocemos, formamos un grupo homogéneo, con intereses comunes, con un mismo objetivo, con horarios paralelos, con gustos similares, con carencias análogas y motivaciones semejantes, y sin embargo no pertenecemos.

Es la vida del estudiante extranjero, el becado y el de intercambio.

Sin embargo, cuando un sábado a la noche te lo encuentras en el mismo bar, pub o disco, no dejas de saludarlo, bailar y/o alcoholizarte con él.



ABC: Hijo de asiáticos nacido en el exterior, literalmente American Born Chinese, aunque actualmente se lo puede definir como Abroad Born Children, dado que se puede aplicar para asiáticos de diferentes países que nacieron en un país que no es el originario de su raza.

Nica: Así se llaman a sí mismas las personas nacidas en Nicaragua.

2 comentarios:

Nacho dijo...

Con respecto a las hormigas Leo, tal vez lo mejor sea poner algo como un chupetín o un caramelo, pero sobre un papel, si no vas a tener que limpiar el piso además de perseguir a las hormigas.
¿Hablás español con las centroamericanas? ¿O no sentís la necesidad de hacerlo?

Lee dijo...

Si, lo hice con un ananá y funcionó, ya les fulminé 3 cuevas...

Con las latinas hablo en español neutro, salvo con los de no me acuerdo que país que también hablan de "vos".