viernes, 10 de septiembre de 2010

Nunca supe lo que es un amor de verano (ni quiero saberlo).

“Todo se enreda y vos seguís ahí, y algún amigo viene y dice que tenés todo para ser feliz, y no te alcanza hermano, se necesita un poco más”

Un poco más – La Mississippi


“Corte. El Tortoni es una mierda. Sigue”

Juan Terranova – Mi nombre es Rufus



No quiero arrepentirme de no ir a Filipinas con el Sensei, su Acusai, y mi gemela maldita. De cualquier manera estar tirado en la arena siempre fue para mí una pérdida de tiempo. Las vacaciones de verano siempre fueron para mí una pérdida total de tiempo.

Ya pasó un año desde la partida. El tiempo que me propuse para estudiar chino llegó a su fin, pero aún considero que me falta un poco más. Voy a empezar a estudiar un master en administración, es la forma más fácil no solo de conseguir la plata para vivir, sino de extender mí residencia por dos años más. Pero sin embargo, para poder empezar, tengo que sobrevivir a las malditas vacaciones de verano.

Por un lado debo agradecer a mi trabajo de voluntario que me mantuvo ocupado varios días de las tres semanas de vacaciones, y por otro lado al trámite en inmigraciones y la inscripción en la maldita universidad nueva que me hizo viajar hasta el campus por lo menos una o dos veces por semana. Sin embargo, la última semana, las últimas 72 horas, fueron dignas del Conde Olaf en “Una serie de eventos desafortunados”, claro que sin ninguna fortuna para robar.

Todo comienza el martes con un extraño dolor en la garganta. ¿Es una gripe?, no puede ser una gripe sin fiebre, pero tengo un ganglio inflamado, ¿sólo el ganglio derecho?, es extraño si, pero ¿es realmente la garganta?, parece más bien la parte más profunda de la mandíbula, que además, está colorada y un poco inflamada. Mmmm, es cierto. Pero lo que realmente me duele, ¿no es la encía superior derecha?. El médico me había dicho que no me sacara el tercer molar si realmente no me dolía. Maldición. ¿Esto será lo que llaman el dolor de muelas?.

Uno de mis amigos taiwaneses me dijo que no tenía que atenderme en cualquier centro odontológico de Taipéi, porque podía resultar peligroso. Así que el miércoles a las 16:50 me pasa a buscar por una estación de metro del norte de Taipei y me lleva en moto hasta una clínica de su confianza. Luego de la radiografía el médico me dice, obviamente en chino, tenés una carie. ¿Qué?, no puede ser, nunca tuve una carie.

Era una carie, y bastante grande. Deprimido acepto el tratamiento. Y todavía no lo puedo creer, mi primera carie, a los 29 años, y en la otra punta del mundo. Entonces era cierto, las bebidas en Taiwán eran muy dulces de verdad. ¿Un año seguido de té con leche dulce pudo provocar esto?. Con la boca anestesiada vuelvo a casa de mi amigo. Me llama el doctor Nick para animarme: mañana a las dos y media tenés turno para cirujía laser, cada lunar son $35, por tus diez lunares lo dejamos a $118.

Menos deprimido que el día anterior me dirijo al hospital Shou Chuan, en una de las zonas más top de la ciudad. Entro al subsuelo, donde se encuentra la sección de dermatología, y entrego las zapatillas a cambio de pantuflas y un gorro para el pelo. Nick no estaba, me va a atender la doctora directamente. Me ponen una crema de un centímetro de espesor que funciona como anestesiante. Si, otra vez anestesia, pero esta vez en toda la cara. Ese sentimiento de hinchazón y pérdida de control de gesticulación facial es algo asqueroso. Ingreso y le indico a la doctora los puntos que no tiene que tocar, porque son mi “marca personal”. Me colocan protección ocular, similar a la de la cama solar, pero bien agarrado a la cabeza, y comienza a tratarme con el laser. Es como una aguja caliente, diez agujas, cien agujas, muy calientes, hirviendo. Cada vez más y más calor. Y ahora directamente sobre los lunares, seguido de olor a carne quemada. Y más calor, y más dolor. Y de repente silencio. No hay más laser, no hay más agujas, pero el calor cada vez es mayor. Me hacen acostar en otra camilla, me ponen una crema, una máscara, una venda para los ojos y sobre todo eso, hielo. Y el hielo, que también quema, sobre el fuego de mi cara se deshace poco a poco, y siento como la condensación empieza a rodar por mis orejas, y luego mi cuello. Y luego otra máscara de hielo, y luego otra más. Y gel, mucho gel.

Vuelvo al hall para retirar mi bolso y veo un mensaje de Nick: Me olvidé de decirte, puede doler un poco.

Indignado, con la cara quemada, ardiente, diez puntos rojos como balazos y la advertencia de no lavarme la cara hasta el viernes a la noche, vuelvo de mal humor a mi casa. Y Nick que dice: hehehe, pero es el proceso para ser más lindo.

Viernes, con la tercer capa de gel sobre las anteriores, y sin poder lavarme la cara, por lo que ni me atreví a sacarme la remera ni a bañarme por el sentimiento extraño que todavía tenía en la cara, me decido a ir a la universidad por última vez y terminar el trámite en el que me entregarían la llave del dormitorio en el campus. Con gorro, lentes de sol y paraguas, al mejor estilo estrella de cine asiático, es que me presento en la administración del dormitorio. Al abrir el registro de mi cuarto veo dos de los nombres de mis compañeros de cuarto: Gustavo y José. ¿Cómo?¿Latinos en mi cuarto? Pero si yo pedí expresamente habitación con taiwaneses. Si, un trámite más. Con el ineficaz intento de tapar el desastre de mi cara en proceso de embellecimiento y respondiendo las preguntas al respecto de todas las personas con las que me cruzo, finalmente logro dar con una habitación respetable, en el piso 13, habitación 13. Sin duda, el número ideal para terminar la semana ideal.

Y a todo esto, claro, el calor y la lluvia típicos del verano en Taipéi. Pero ya, luego de 30 horas mi cara vuelve a tener tolerancia al agua. Pude penosamente sacarme las, ahora, cuatro capas consecutivas de gel facial y cambiarme la remera luego de 40 horas. Solo tengo un arreglo en una muela, diez cascaritas que tendré que cuidar como piel de bebé, y seguramente no voy a salir en mi último fin de semana de las vacaciones, porque no voy a querer que nadie me vea en este estado.

Corte. El verano es una mierda. Sigue.

Las vacaciones de verano, más aún. Fin.

Fin de temporada 2.