miércoles, 18 de junio de 2008

Este de Taiwán

Había comenzado a escribir esto en Taipei, pero surgieron cosas en medio, así que lo terminé en el avión que va de Vancouver a Toronto. Ahora tengo que esperar un par de horas. Mientras tanto como chatarra con chedar y bacon, gasto los ultimos dólares en Maple Syrup y tomo gaseosas cola.
(Si hay algún error sabrán comprender, dado que no lo he releido)



“Sigo asistiendo al show, obra de una sola función.
Me hipnotiza este ritual, sin lugar para perder o ganar”

Axolotl – Ignacio Di Palma

Hualien

Llego a una ciudad fantasma. Como si un tren te dejara en una ciudad del interior de la República Argentina que no conocieras, y de repente nadie hablara tu idioma, ni tu segundo idioma, y vos solo pudieras entender algunas palabras. Saco de mi billetera un precario mapa que solo contenía un punto rojo con la estación de trenes, cuatro calles y un segundo punto con la ubicación del hostel.

Me largo a caminar, tan solo yo, mi música y una mochila. Había puesto ropa interior y remeras para cuatro o cinco días, dos revistas sobre el interior de Taiwán y algunas galletitas Frutigram de avena y pasas que todavía conservaba en buen estado. Luego de caminar cinco minutos un señor me pregunta donde quiero ir, le muestro mi mapa y me señala el techo del lugar donde estaba parado; había llegado al hostel Amigos de Hualien. Me dijeron que era el primer argentino que pisaba el lugar, sin embargo no quise saber por qué el nombre estaba en español. Como escribió una vez Unamuno, sobre aquel hombre ciego que no quería afrontar la operación con un 50% de probabilidades de éxito, porque prefería seguir teniendo la esperanza de volver a ver. No quería escuchar que no sabían lo que significaba el nombre; aún así no creo que ellos supieran qué idioma se hablaba en mi país.

De repente se me ocurre una idea y le pregunto al señor si alquilaban bicicletas. Al estar un día en una ciudad se puede recorrer mucho más si uno está sobre ruedas. Pregunto que puedo visitar y me indican la dirección de la playa, inmediatamente pregunto si puedo nadar en el Océano Pacífico y me dicen que para eso debería ir unos quince kilómetros hacia el Sur, que ellos me recomendaban que disfrutara de la vista de la bicisenda que llevaba al Norte.

Me abro camino hacia el centro de la ciudad para comer alguna comida típica, que se materializó en pancitos rellenos al vapor, sopa agripicante y un licuado de melón que compré antes de salir y puse en el canasto del frente de la bici. Por supuesto, me dirigí hacia el Sur.

Luego de un largo trayecto la bicisenda llega a su final y mi única opción es un puente peatonal; ya en su punto más alto puedo ver una playa a la distancia, pero ningún camino directo. Tomo la ruta hacia el sur, siempre en la bicicleta, y en el primer cruce con semáforo doblo hacia la izquierda, o sea, hacia el Este. Me meto en un barrio; no exactamente un barrio humilde, es más bien uno de esos barrios de pueblo playero. Cuando lo termino de cruzar encuentro un pequeño pasaje, luego una calle precariamente asfaltada me lleva a una pared de vegetación donde un pequeño puerco negro me señala como pasar hacia el otro lado. Inmediatamente me encuentro frente a la majestuosidad del Océano Pacífico. Una playa de arena blanca, rocas, y el agua increíblemente azul. Y todo eso solo para mí.

Me bajo de la bicicleta y me dirigo walking my bike hacia la orilla del Océano. Se que suena raro para nosotros, pero al Oeste de la isla está el Estrecho de Taiwan, al Norte el Mar de China y al Este es el mismísimo Océano Pacífico. Apoyo la bici en la arena y me saco la ropa, la hago una bola y la meto en el canasto junto con los pancitos que me sobraron y lo que quedaba del melón licuado.

La corriente es muy diferente a lo que me tiene acostumbrado el Partido de la Costa e inmediatamente siento un poco de miedo de sumergirme. Parado en la orilla siento que mis pies se llenan de piedras. Me parece un poco extraño y me muevo a un lado donde solo hay arena, pero a los pocos segundos mis pies vuelven a llenarse de piedras; esa corriente era realmente fuerte. Hacia mi derecha veo como unas piedras crean una pequeña pileta que resguarda la orilla de la inmensidad del Océano. Me acerco y empiezo a entrar de a poco, en los primeros dos pasos el agua me llega a los tobillos, en el tercero a la cintura, en el cuarto al pecho; me rindo y me sumerjo, nado hasta las rocas y las trepo. Con las manos sangrando por las costas y ostras pegadas a las rocas que intentaban entrar en mi piel logro encontrar donde sentarme. A mi espalda las olas golpeaban en el muro y me salpicaban la cabeza, y luego se escurrían entre mis pies. De a poco la corriente empieza a subir y noto con un poco de preocupación que las rocas por las que subí ya no podían verse con facilidad. Me siento un poco más abajo tratando de hacer pie sobre algo sólido, pero es inútil. Así que tomo aire y me zambullo donde parecía más seguro. Ya más tranquilo nado un poco y emprendo mi viaje de regreso. Debía volver antes que terminara de bajar el sol.

Tairuko

El micro salía al otro día a las 7 am con destino Parque Nacional Tairuko, ubicado entre las montañas del noreste de la isla. Me despierta el conserje con una puntualidad asiática, tomo mi mochila y me voy. Llego a la estación dos minutos antes de que el micro salga y luego de cuarenta minutos llego a las puertas de ingreso, y espero el otro micro que me llevaría al interior del parque.

El lugar es único, rodeado de montañas, ríos, aves, insectos y aire puro. No sabía exactamente qué puntos visitar, así que decido seguir los pasos de la Hongkoinesa que conocí en el segundo micro. Ella no hablaba mucho inglés, ni mucho chino mandarín, tan solo hablaba en Cantonés, lengua en la que no sé ni decir hola.

Esa noche decidí hospedarme en un hostel dentro del parque nacional. Por la ventana de mi habitación pasaba un río y a continuación una montaña con tanta vegetación que parecía como si solo fueran árboles creciendo uno sobre el otro. Apoyo mi cabeza en la almohada y miro el techo, vuelvo la cabeza hacia atrás y me sorprende el cielo, totalmente estrellado y con un negro muy intenso. El ruido del río, el viento y las estrellas me hacen entrar en un transe, una confusión entre sueño y recuerdos.


Taitong

Suena el teléfono y me despierta una voz en chino. El sonido metálico de su voz no es un buen día ni nada menos, seguramente me debe estar diciendo que el servicio de despertador cumplió su objetivo. Me pongo el único jean que llevé, la remera, las zapatillas y me cuelgo la mochila. El primer micro hacia la estación de trenes se hace esperar, pero no tengo apuro; me compro mi cajita de té con leche favorita y me siento en la vereda de la estación.

Vuelvo a Hualien, entro en la estación y saco pasajes para el primer tren a ZhiPen, que queda dentro de la región de Taitong, al sureste de Taiwán. Una mujer en la recepción del hostel de Taipei me había dicho que ahí iba a encontrar buenas termas. Lo que no me dijo es que era un pueblo muy pequeño, donde no conseguiría pasajes de tren para regresar y que ni siquiera en el mejor hotel habría alguien que hable inglés. Que considerada.

Me informan en la recepción que la habitación cuesta NT$ 4000. Después de reirme abiertamente negociamos por NT$ 1800 con acceso libre a las termas y desayuno. Dejo mi mochila en la habitación y vuelvo a bajar. La mujer en la recepción me avisa que tengo que vestir malla y gorra de baño. Ufa… yo quería una terma nudista. No es por nada, pero la gorra de baño limita mucho la relajación, y lo de la malla, bueno, era puro capricho.

El lugar era de lujo, una piscina realizada completamente en piedras, con una gran roca en el centro de donde salía agua, una pequeña catarata y una tercera salida de agua más caliente. Fuera del agua deberían estar haciendo unos 30ºC, no quiero saber a cuanto estaba el agua, pero no fue fácil sumergirse, y ni hablar de la sección más caliente a la cual no pude acceder.

Esa noche cené en el hotel. No tenía muchas alternativas y si salía a comer afuera perdería mucho tiempo para disfrutar de las últimas horas en las termas. La comida fue perfectamente distribuida. Me recibieron con té verde y una sopa con zanahoria, hongo fugu, bamboo y huevo. Luego fueron trayendo los platos, cuando llegaba al 60% me traían uno nuevo, y cada plato que traían superaba en contenido de sabores al anterior, por lo que toda la comida podía ser disfrutada adecuadamente. A la sopa la siguieron unas piezas de sashimi y un cono japonés con vegetales, durazno y ananá. Luego un bol de arroz blanco, verduras amargas y un típico plato de panceta con salsa de soja y vegetales. Finalmente un plato de cornalitos fritos, saltados con chiles, ajo y maní, y una sopa de nabo y cordero. De postre sandía, uva, ananá y manju de poroto aduki.

Luego de una pequeña digestión hice uso de las termas internas del hotel, donde tienen todo tipo de hidromasajes, pies, piernas, brazos, tres para diferentes puntos en la espalda, hombros, cabeza y cuello. Estuve divirtiéndome hasta que cerró, y me fui a la cama. Me tomé dos tazas de cappuccino que el hotel me ofreció y me dormí mirando por mi ventana hi-fi.

La idea era ir el fin de semana a una isla llamada Penghu. Así que me tomé un taxi hasta la estación de trenes de Taitong y un tren rápido a Taipei, que llegó cerca del mediodía. El sol del sur se fue ocultado a medida que pasaban las horas y nos acercábamos a Taipei. El espectáculo tuvo su final al recibirme con una llovizna tropical en la capital del país. Los aviones a Penghu salen cada dos horas, así que solo había que ir al aeropuerto y pedir pasajes para el próximo. Como soy organizado (cuando quiero), llamé al hostel para reservar las camas y me dicen que no vayamos, que está lloviendo torrencialmente. Así que nos quedamos sin playa, pero lo compensamos con un fin de semana de shopping, mercados nocturnos y tragos con frutas exóticas.

martes, 17 de junio de 2008

Perdón y gracias

Les pido perdón por no haber escrito. Les debo la historia de de Hualien, Tairuko y Taitong.
Al final el fin de semana estuvo bravo en la isla Penghu, así que decidimos quedarnos.

Las horas pasan rápido en Taipei, y había empezado a escribir el próximo blog, solo iba por la primera página, cuando me invitaron a salir "urgentemente".

Ahora son las 1:28 (si Nacho, SON LAS); acabo de tener mi última cena con tres de mis amigos del hostel; algunos de los platos fueron ostras saltadas, cangrejo con fideos, pato, calamares san pei, camarones fritos con ananá y langosta al vapor con salsa de gengibre.

Mis amigas de Taipei están locas, y quieren venir a buscarme al hostel a las 4:20. Mi avión sale a las 8:20 y no se dejan convencer para no acompañarme.
Exacto Nacho, me quedan menos de tres horas. Yo se que sos el primero que hizo la cuenta regresiva. Por lo tanto me propuse no dormir, no va a ser tan difícil. La sala común cierra a las 2, asi que despues hago las maletas (compré un bolso grande por $20 para llenarlo de porquerías) me pego una ducha, y me quedan 36 horitas para dormir en el avión.

Les paso mi itinerario: (todas son horas de origen y destino, asi que no pueden hacer cálculos)

Taiwan - Hong Kong: Sale 8:20am, llega 10:00am

Hong Kong - Vancouver: Sale 12:45pm, llega 10:00am (si... del mismo día)

Vancouver - Toronto: Sale 12:30pm, llega 20:00pm

Toronto - Buenos Aires: Sale 23:45pm, llega 14:25 (del jueves 19)


Para los que me van a buscar (si es que alguien se atreve)
Mi vuelo de llegada es el Air Canada - AC 92


Cuando llego me voy al cumple de Nao, y a ver si Aleia confirma cuando lo festeja. Voy a dormir 36 horas, asi que no se preocupen por mi estado =P

domingo, 8 de junio de 2008

Me voy

Me voy al Este, despues no se si al Sur o al Sunmoon Lake en el centro. Si mi amiga en taiwan consigue los pasajes para ir a Penghu no hace falta que vaya al sur, si no los consigue entonces me voy.

Voy a estar en la zona de montanas toda la semana, asi que si no tengo internet no van a saber de mi.


me voy a buscar los pasajes del tren.


chau

viernes, 6 de junio de 2008

Redondas

Amar es sufrir. Para evitar el sufrimiento se debe no amar. Pero entonces se sufre por no amar. Luego, amar es sufrir, y no amar es sufrir. Sufrir es sufrir. Ser feliz es amar. Ser feliz es, por tanto, sufrir. Pero sufrir hace que uno no sea feliz. Así, para no ser feliz, se debe amar, o amar para sufrir, o sufrir de demasiada felicidad. Espero que estéis tomando nota.

La última noche de Boris Grushenko – Woody Allen


Redondas

Hsuen Te -¿Quién fue a buscar al Leo al aeropuerto?
Catalina –Nadie, yo estaba trabajando y Claire está demasiado ocupada. Pero ya me avisó que está en el hostel.

Según su cultura yo no podía rechazar que alguien me vaya a buscar al aeropuerto, porque sería una falta de respeto. Además me habían dicho que el aerpuerto estaba fuera de la ciudad y que no podía ir solo. Pero a mí no me gusta molestar, así que mejor para mí.

Llegué al aeropuerto de Taipei y encontré una pequeña estación de micros, también encontré un pasaje que como última parada tenía la Estación Central de Taipei, y como hacia allí me dirigía no había forma de perderse. Bajo del micro y miro hacia el cielo, no llovía pero seguía gris. En uno de los edificios veo el logo de Hosteling International, así que ese era mi hostel.

El lugar está muy bien. Tenemos una sala común al estilo de Hogwarts con pool, metegol, guitarra acústica, teclado, televisión, radio, montón de libros, computadoras, sillones, etc; y una cocina como de restaurant. Me tocó una pieza de cuatro camas, donde por suerte estoy solo.

Si los últimos cuatro días fueran un compás de 4/4, yo diría que soy una redonda. Los últimos días se apelmazaron. En el hostel conocí a Mary (taiwanesa), Lucy (americana), y Michel (chileno). Les enseñé a las chicas a jugar el metegol, y por suerte le ganamos al chilote. Como dice Gustavo, hay que ganarles a los chilenos, no importa en qué. Pero es un buen pibe, está acá estudiando chino y casualmente con el mismo libro que yo estudio en Bs As. Lo bueno es que podemos hablar en español sin que el resto nos entienda, un poco de la venganza de lo que los chinos nos hacen a nosotros en Argentina.

No estoy visitando mucho, más que nada estoy viviendo acá, con los chicos del hostel. A veces vamos a comprar comida, a algún mercado a hacer shopping, o nos quedamos charlando en la sala común. Además tengo las clases de música para aprender a tocar Erhu (donde me encontré que los chinos usan el cifrado Do, Re, Mi y no el asqueroso cifrado americano) y Catalina que me saca a pasear.

La primera noche me recibieron Katy y Claire con una tradicional comida taiwanesa vegetariana, anoche y la noche anterior estuve con la familia de Katy cocinando los zhong tz, que son unos pastelitos de arroz envueltos en hoja de bambú que se comen en la fiesta que se va a celebrar mañana (fiesta de los bote dragón). Y ahora estoy esperando que venga Katy motorizada para llevarme a un lugar que no quiere decirme que es.

Sin embargo, Taiwán tiene un problema: la comida. No puedo dejar de comer. La segunda noche cené dos veces, luego almorcé dos veces. No se puede parar de comer, y como la cena de los taiwaneses es a las 18hs, cuando me encuentro con los occidentales hay que hacer la cena de las 21hs. Pero eso no es todo. En el hostel hay una estudiante de comida taiwanesa que quiere abrir un restaurant, así que cada vez que paso por la cocina me da cosas para probar, desde sopas hasta pancitos rellenos cocinados al vapor. En este momento está cocinando una torta, así que espero que la termine luego de que yo me vaya.

Por lo tanto, lo que adelgacé en quince días en china, lo recuperé en cuatro días en Taiwán. Y la cosa va en aumento. Pero feliz, comiendo y engordando.

lunes, 2 de junio de 2008

Tsai Chien Chenmen Mao

“Unos pajarillos piaron dulcemente en las ramas, como notas punteadas de una cítara china.
-¿Maestro, oye cómo pían los pajarillos? –le dije.
-Sí –asintió él, levantando la cabeza para mirar las ramas.
Varios pájaros salieron volando de la frondosa copa del árbol batiendo fuertemente las alas, y desaparecieron de nuestra vista.
-Ahora, ¿puedes oír cómo pían? –me preguntó el Maestro sin prestar demasiada atención”

Casada con Buda – Zhou WeiHui


I – Diario de cohabitación

La verdad es que no podía dejar de sentirme culpable. Apenas conocía personalmente a Andrew un par de semanas y ya me estaba ayudando a programar mi estadía en Hong Kong. Me buscó un hostel bueno y barato, con una buena ubicación, me mandó un mapa de todo el sistema de subtes y me indicó en que estación bajar para comprar cada cosa que pudiera necesitar (o enviciarme con) y le mandó mails a sus amigos para preguntarle sobre las cosas que ya no recordaba por haber estado viajando más de seis meses por América Latina.

Tomar un vuelo de 32 horas no es nada simple. No solamente por el tiempo de viaje, sino por la presión de las cabinas en los aviones, el cambio de horario, el cambio de estación (de invierno a pleno verano) y por supuesto por la alimentación en los aviones. Creo que en un momento llegué a almorzar tres veces seguidas: en un avión, luego en la espera de Vancouver y luego en el siguiente avión. Todo eso te revoluciona el cerebro y el estómago, y tal vez por eso no pude disfrutar de Hong Kong en mi llegada, lo que causó mi huida a Shanghai.

La verdad es que los dos días en Guangzhou fueron más que nada relajantes. El primer día lo usé para hacer compras (remeras a U$S 3, jeans a U$S 10) en varios centros comerciales. Comí cosas que ni siquiera podría explicar que son, y hasta visité un bar argentino de la calle Beijing. Luego volví al hostel, y conocí a un grupo conformado por dos ingleses, dos chinos, una sueca, un francés y varios cadáveres verdes de cervezas consumidas.

No importa en qué ciudad te encuentres alrededor del mundo, si conocés a un inglés en ella él se emborrachará y te arrastrará consigo. Me enseñaron un juego de cartas que, obviamente, consistía en tomar cerveza cada vez que perdías; cada uno con su litro de cerveza en la mano, yo fui el que menos perdió, así que terminé vaciando 3 botellas. Luego nos fuimos a un pequeño boliche donde bailamos música electrónica con lentes oscuros hasta que Wei Long, el único chino más o menos sobrio del grupo, decidió volverse, y con el volvimos tres, a los otros dos los había conocido en el boliche, pero eran también de nuestro hostel.

Cuando desperté al día siguiente descubrí que Wei Long trabajaba en el hostel, y me sirvió un desayuno que constaba de dos tostadas con huevo frito, manteca, mermelada y dos salchichas. Al rato llegaron Sussie y Dez, los dos chicos con los que había vuelto la noche anterior. Sussie era half blood, su padre inglés y su madre china, trabajaba en Guangzhou y vivía en el hostel, del otro chico no se mucho. Le pregunté a Sussie que podía visitar en Guangzhou, y solo me nombró mercados callejeros (dos de los cuales ya conocía casi a la perfección), cuando me decido a visitar el Tea Market se larga a llover de una manera casi bíblica. Nos miramos entre los tres y no hizo falta decir nada, esa mirada era un acuerdo tácito de pasar la tarde juntos encerrados en el living.

Al día siguiente tomé el primer tren a Hong Kong. Llegué a un hostel sobre la calle Argyle y Nathan Rd. Después de depositar mis pertenencias en la habitación me largo a caminar por Nathan Rd. Los chinos tienen una manera muy especial de numerar las calles, yo estaba al 600, pero para llegar al 0 debería caminar unas 25 cuadras. Yo sabía a donde quería ir, pero no a donde me dirigía. La primera vez que había estado en HK había visto una casa de música con instrumentos chinos clásicos, así que me largo a caminar, sabía que era una esquina entre el 600 y el 65. En medio de la caminata paro a comer en un restaurant de comida típica hongkoinesa, totalmente cocinada en vaporieras de bamboo. Lo extraño de éste lugar es que estaba decorado como si fuera un casamiento. Una idea interesante y un nicho de mercado para Argentina; ¿a quién no le gustaría poder comer cualquier día como si estuviera en una fiesta de casamiento?

“Homero –¿y qué debo hacer? ¿debo deshacerme de mis posesiones materiales?
Coyote cósmico –Jajaja, no, debes tener más posesiones. Ni siquiera tienes computadora
Homero –si, he estado pensando en comprar una
Coyote cósmico –lo que intento decirte es que debes encontrar a tu alma gemela, ese ser único con el que compartes un lazo cósmico inseparable”

Los Simpsons – Temporada 8 – El viaje cósmico de Homero – Matt Groening


“it’s really the wand that chooses the wizard, of course.”

Harry Potter and the Sorcerer’s Stone – J.K. Rowling


II – Nuevo integrante en la familia de cuerdas

Comprar un instrumento no es algo simple. La madera es un componente vivo, y como tal transmite energía; ese tipo de energía a la que llamamos química. De la misma manera en la que percibimos energía extrasensorial de otras personas (o lo que comúnmente decimos entre nosotros no hubo química) también sucede con el resto de los elementos vivos. Es así que la elección no queda supeditada solamente al precio, la forma, el gusto y el sonido; sino que se tiene que crear algo más fuerte, algo inexplicable, un lazo cósmico inseparable. Uno mira el instrumento y siente algo especial, luego lo coloca contra su cuerpo y siente que la madera es una extensión de la propia piel, que las cuerdas son las venas, la resonancia es la voz, las vibraciones el latido; y ya no hay forma de separarse.

Entré y le dije a la señora: wo iau mai i ke Erhu. Estaba decidido a comprar el Erhu más barato, el de U$S 30, uno barato para empezar a aprender, pero no hubo caso. Es como cuando besás a alguien y se produce un chispido en los labios de ambos, esa reacción que se provoca al encontrarse tu Yang con el Ying de ella.

No hubo chispazo entre nosotros, pero aún así pensaba llevarlo. El tema es que la funda rígida costaba otros U$S 30, y el Erhu de U$S 100 dólares incluía la funda rígida. Entonces me doy vuelta y lo veo en una esquina. Su caja de resonancia con piel de víbora, los caracteres chinos en el clavijero, sus dos clavijas con tratamiento especial, su base negra que brillaba como el charol. Al tocarlo se hizo parte de mí, mi brazo izquierdo se convirtió en el mástil, y el derecho en el arco.

Vuelvo al hostel con mi nueva extensión corporal. Al llegar me conecto al msn y me encuentro con Hugo. Si, el mismo que había conocido en el tren hacía nueve días. Lo invito a cenar, pero me dice que no puede; entonces se agrega Ming Fai a la conversación. Él tampoco podía cenar porque tenía una fiesta.

Claro, terminé mi viaje por la china continental en una fiesta en Hong Kong, con diez personas que no conocía, comiendo Pizza Hut en el departamento de una desconocida, donde se festejaba el cumpleaños de tres personas que no había visto en mi vida. Luego de la fiesta me fui a pasear con tres de los chicos. Ming Fai, Sean y Kent. El primero vago de profesión, el segundo un clásico estudiante chino y el tercero joven policía fuera de servicio.

La verdad es que me terminó gustando Hong Kong, no solo porque me hice de un montón de amigos, sino porque ellos me mostraron las cosas que debía ver. Y muchas otras quedaron pendientes para mi próxima visita. Lamentablemente ya tenía mis pasajes para escaparme del comunismo. Si no me hubiera quedado unos días con ellos.

Ahora estoy en Taipei, la capital de Taiwan. Es un país democrático, con nuevo presidente desde marzo, y por suerte no hay prohibiciones. Puedo ver mi blog como antes, y navegar en todas las páginas prohibidas por el Chenmen Mao actual de China.

Datos de interés:

7 Yuanes equivalen a 1 dólar norteamericano
8 dólares hongkoineses equivalen a 1 dólar norteamericano
10 NTP (nueva moneda de taiwan) equivalen a 1 peso argentino


El horario donde estoy, estuve y estaré durante el viaje es 13 horas más que en Argentina


El clima desde el tercer día que estoy acá es nublado, templado durante el día, camperita de verano en la noche. En Taiwan con lluvias aisladas.

viernes, 30 de mayo de 2008

Idea diferente, resultado diferente

Hoy solamente les voy a contar un cuento que aprendí en la ciudad de GuangZhou, provincia de Cantón, gracias al señor Jiao Wei.

Si alguna vez lo escucharon, simplemente vuelvan a leerlo, si les hace pensar algo diferente, quiere decir que desde que lo escucharon pudieron crecer en algún sentido.


Idea diferente, resultado diferente

Hay un nuevo pub en la ciudad, su nombre es “El Caballo Blanco” y su dueño es el Sr. Harry. Muy poca gente fue al pub el año pasado y el Sr. Harry no estaba muy contento, pero ahora mucha gente asiste al lugar.

Había una imagen de un caballo blanco en la puerta del pub. En ese entonces un hombre de otra ciudad entró al pub y tomó un trago, luego miró alrededor y le dijo al Sr. Harry: “no hay mucha gente acá”. Entonces él dijo: “Este es un nuevo pub y poca gente asiste”. El hombre preguntó retoricamente: “¿Por qué no sacas el dibujo del caballo blanco de la puerta y pones en su lugar un caballo negro?”, el Sr. Harry no terminaba de decir “Pero el nombre del pub es…” cuando el hombre le replica “Ya lo se, pero hazlo igualmente”.

El dueño del pub fue a buscar a un pintor y le solicitó que pintara en su puerta un caballo negro.

Entonces un hombre entró al pub y dijo “Hay un error en la puerta de su local, el nombre es El Caballo Blanco y hay un dibujo de un caballo negro”. El hombre miró el bar por un momento y se sentó a tomar una bebida. Luego otro hombre entró y dijo lo mismo, y luego otro. Y así mucha gente lo hizo.

Ahora el pub está lleno de gente, y tuvo que contratar a tres chicas para que lo ayude. Ahora el Sr. Harry está contento.






Ahora los dejo meditando, a ver cuan lejos pueden llegar.


jueves, 29 de mayo de 2008

Grey Claudy Boy


Entra un poco de luz por la ventana, escucho unos pajaritos y algunos monjes budistas que pasan bajo mi balcón del segundo piso sobre la calle Fayu. Me despierto, prendo la computadora a mi lado y veo que son las 5am en la isla Putuoshan.

Fritanga. A las 11am del día anterior estaba comiendo un Paomien (sopa de fideos instantánea) sobre el bote que me llevaba a la isla, a las 7pm estaba cenando una cazuela de mariscos con toufu y camarones salteados con verduras. A las 8 estaba durmiendo. Era evidente que si me había adaptado al ritmo de vida oriental era totalmente contra mi voluntad.

Shanghai me había enloquecido un poco, y la isla planeaba limpiarme. Yo quería hospedarme dentro del templo de Fayu, pero fue imposible; solo conseguí una habitación en el hotel de al lado. Visité el templo, es muy grande, es el segundo más grande de la isla, tiene 8800m2 y 294 halls y habitaciones. Estuve todo el día ahí adentro, visitando, meditando, respirando aire limpio. Mi idea era pasar el día siguiente en la playa, pero desde el segundo día que llegué a Shanghai me persigue una una gris que ocupa todo el cielo.

Al día siguiente se largó a llover, indignado tomo el primer autobús al puerto, llego a la ventanilla a las 10am y el primer bote a Shanghai sa lía a las 13hs. Doblemente indignado lo compro y espero, planeé ir a visitar Beijing, con la excusa de visitar la gran muralla y con la real intención de comer pato pequinés en Pekín. Reservo el ticket, y reservo el hotel. Al día siguiente a las 8 de la mañana estaba llegando a Pekín, pasaba un par de día ahí y me iba volviendo a Hong Kong para mi vuelo a Taiwan.

Llego a la estación de trenes de Shangai, muy cansado, con la mochila y la valija a cuestas, y me dicen que el tren está SOLD OUT (luego me enteraría que mientras estaba en el bote recibía un mail diciendo que no se pudo reservar el tren con tan poca anticipación). Enojado le digo que tengo una reserva, pero no hay caso, no hay trenes a ningún lado, solo quedaba uno a un lugar que yo desconocía . Tomo mis cosas y salgo de la estación, unos hombres afuera me preguntan a donde quiero ir, indignado les digo en chino que quería ir a Beijing, pero que están agotados los pasajes, me responden en chino que ellos me llevan, los miro como diciendo “tanta cara de boludo tengo? Me vas a llevar 2000 kilómetros en que?” y les digo que no, gracias, pero ahora no quería nada. Me vuelvo al hostel donde había estado la última semana en Shanghai y me dan una habitación. Me dicen que a la vuelta venden pasajes de tren, pero está cerrado ahora, que vaya mañana la mañana.

Eran las 7pm, hora de cenar. Me baño y me tomo el subte hasta la última bajada de la avenida HuaiHai, camino una cuadra y entro en el Cotton Club del cruce de HuaiHai y Fuxing. Está lleno de extranjeros y chinas con poca ropa y un excelente english. Pido unas alitas de pollo picantes con anís y unas papas fritas, y un vaso de ChiChi (leche de coco, jugo de ananá y vodka). Tocaba una banda de… no se que onda, pero era bata, bajo, viola y dos trompetas. Cuando termina la primer parte del show me las tomo. Llego al hotel a las 23:30. Me duermo a la medianoche.

Ahora si, necesito que alguien me explique por qué me desperté 14 horas después.

Salgo corriendo a la ventanilla de venta de tickets del tren, nuevamente había perdido mi tren, no hay trenes a Beijing, no hay trenes a Guangzhou. Enfurecido conmigo mismo vuelvo al hotel y le pido a Vivi que me consiga un vuelo a Guangzhou (Cantón). Me consigue el último vuelo, el más barato. Lo compro y acá estoy esperando. Creo que esa isla budista fue de mala suerte, o Shanghai no quiere que me vaya. Tuve que tomar una medida drástica, salir volando de acá. Dos días en Cantón y me voy a Hong Kong para volar a Taiwan. Mi vuelo sale el lunes 2 de junio a las 11:10 (hora de acá, obvio).

Mientras tanto sigo yirando, la verdad es que ya no quiero estar en China, me quiero ir a Taiwan y que cambie la suerte de estos últimos dos días. Dos días perdidos.

Seis menos cinco de la tarde. Me voy a conseguir un taxi para que me lleve al aeropuerto.

lunes, 26 de mayo de 2008

Entre el pinyin y las banderitas


“Homero, sabes muy bien que tu dinero no tiene valor aquí” Moe Szyslak

De a poco fui conociendo los límites del comunismo. Primero me encontré con que mis dólares no sirven de nada acá, no es como en otro países donde la gente no pierde oportunidad si puede cobrar en esta moneda. Acá directamente no existen. Luego me di cuenta que no podían vender libros de Zhou Wei Hui, y que su teléfono y mail en china estaban intervenidos. Y hoy me doy cuenta de que mi blog está censurado en China.

Lo que leyeron, China tiene un gran filtro por medio del cual no permite abrir las páginas que tienen ciertas palabras. Para no quedar censurado hay que bajarse el listado de palabras del ministerio de información (posta, esto no es 1984, la novela de Orwell) y evitar que las mismas aparezcan. Eso tuvieron que hacer las multinacionales para poder tener sus portales en línea; por supuesto, era mucho más fácil corregir sus web que pelearse con el gobierno chino. Así que era por eso que yo no podía entrar al blog, pero encontré una forma de postear sin tener que meterme a mi blog =)

Tenía que pagar el hostel, y no tenía Yuanes. Decidí irme a la torre Perla del Oriente y subir, pero tampoco aceptaban dólares ahí. Veo que en frente hay un shopping, saco 500 Yuanes del cajero de la puerta, y me tiento a entrar. Lo primero que veo es una campera Adidas de las olimpíadas, que estaba…. 620 Yuanes!. Salgo y voy al puesto de Exchange, cambio 1500 Yuanes. Cuando me di cuenta me quedaban los 150 para entrar a la perla y las monedas para el subte. Pero tengo un saco Zara corte oriental, la campera de Adidas y un par de boludeces más ^^.

Vuelvo al hotel, y por supuesto no tenía plata para pagar… por suerte acá hay bancos las 24hs. En fin, ya pagué todo. Esta es mi última noche acá, mañana me voy a las 7am.

Esta ciudad es muy linda, pero muy cansadora. Mucho consumismo, mucha gente, muchos autos, mucha bocina, mucho chino que se te cola en todos lados, todos quieren sacar ventaja de tu medio metro cuadrado. Me voy a una isla. Se llama isla Putuoshan, está al sur de Shanghai. Me voy a hospedar en el templo de Fayu, a ver si los budistas me pueden limpiar un poco el smog del comunismo capitalista.

Verán que hoy no estoy inspirado para escribir. Solo quería que sepan que me mudo de lugar, y que seguramente en la isla no haya internet, así que los veo en tres días, cuando decida cual es el próximo destino.


Ps: mi pelo se descontrolaba, así que me fui a una peluquería de la calle Hunan y Beijing. Digamos que ahora tengo un corte de pelo chino, y me hice uno de los colores de moda entre los jóvenes de Shanghai. Pero no se asusten, con el pelo de porquería que tengo no parezco un niño widescreen.

sábado, 24 de mayo de 2008

Horas desencontradas


“You don’t love me the way that I love you” The Kooks, Inside In Inside Out,

Ya no se que día es. Esto de andar sin reloj tiene sus cosas malas. Creo que finalmente tenía que pisar esta tierra para comprender el YingYang (por favor, léase Ing Iang).

Me despierto y veo que es de día, pero que día, ¿el de hoy o el de ayer?. Me había acostado a las 7 de la tarde luego de tomar una ducha, o un baño, algo así, porque estaba cansado y me senté en el piso de la ducha. Nótese que los Hostels no tienen bañeras. Me puse a ver el mismo capítulo de Lost con el que me había quedado dormido dos noches atrás. Cuando Locke llega a la cabaña de Jacob pasa algo en mi cabeza y eso hace que me duerma.

Mis planes eran cenar en el resto japonés O-Edo de la calle Donghu, cerca de HuaiHai Lu. Y luego pasear por la noche del sábado en Shanghai. Pero finalmente me doy cuenta de que es domingo. Prendo mi computadora y son las 19hs del sábado 24 de mayo de 2008, por lo tanto eran las 6 de la mañana.

En china uno no puede madrugar. Simplemente tienen un horario muy extraño; la cena es de 18 a 22hs, por lo tanto uno tiene tiempo para salir a pasear, y mas tarde tomar algo, pero claro, la noche termina muy pronto. Cualquier persona que se acueste tan temprano madrugaría, incluso en contra de su voluntad, pero la mañana no existe, simplemente los negocios abren tarde. Ya verán una foto del subte de HK a las 9am y se impactarán al verme solo en todo el maldito futurista tren.

Había estado todo el día caminando, me había hecho una amiga en la universidad Fudan, estaba en su primer año de inglés, en la quinta unidad, le era muy difícil expresarse ese idioma, pero accedió a hablar en un mandarín muy lento. Desde la tarde del día anterior habíamos estado visitando los lugares de mi libro. Era como una pequeña Cocó, la misma que Nike (no la marca, sino la persona) describía como una imagen propia al estar en esa universidad. La conocí en la estatua de Mao del patio central de Fudan, pero no detrás, sino delante de ésta. Le dije que quería visitar los jardines Yanyuan, ella me dijo que iba a ese lugar, así que emprendimos viaje juntos. Al llegar me encontré en los patios de YuYuan, no era el mismo sitio al que quería ir, pero debo decir que de otra manera no hubiera conocido tal lugar. Cenamos juntos en un restorant que da a los lagos del pequeño barrio antiguo; comimos lo mismo los dos, sopa agripicante, mouse de huevo con camarones y pequeños pancitos al vapor con relleno de carne. Luego paseamos por la radiante Nanjing, desde el Bund hasta el People’s Square, hasta que se largó a llover.

En la estatua de Mao me había despedido de Allen, un chico nacido en Shanghai que estaba estudiando “something like advertising”, había abandonado la carrera en Fudan porque sus maestros le dijeron que él nunca iba a ser muy bueno en esa área, así que se fue a estudiar a la Universidad de Boston, en USA. Él me encontró en el autobús 55 que yo había tomando en el Bund, frente a la torre Perla Del Oriente, para llegar hasta Fudan. Yo trataba de hablar con una señora china que iba sentada frente a mí, queriendo que me avise donde terminaba la calle SiPing para poder bajarme yo del micro. Cuando estábamos cerca Allen me saluda y me dice que él también estaba yendo a la universidad y que me podía acompañar. Un chico muy bueno, algo desprolijo, como todos los chinos que estudian carreras de grado; debo decir que la clase estudiantil argentina es mucho más chic que la china; tal vez se deba a que gracias a la proliferación de universidades privadas como UCA, UADE, Palermo y Belgrano, los jóvenes no toman en serio sus carreras, sino que van a desfilar como si obtener un título sea un concurso de popularidad. Claro, cuando yo iba era igual, y tal vez haya ganado el concurso, por lo menos en la categoría “Freak que saca buenas notas”, pero acá no se dá esto, la belleza de las estudiantes se basa únicamente en los atributos natrales y, tal vez, en su intelecto; pero no he podido llegar tan lejos.

Ahora estoy desnudo en mi habitación, acabo de darme un baño y como todavía son las 9am me dieron ganas de escribir antes de salir a caminar. Esto de caminar mucho y comer poco me está haciendo adelgazar, se me ven un poco las costillas y me volvieron los huequitos de entre el estómago y la cadera que tanto me gustan. Supuestamente tendría que irme de Shanghai mañana, y todavía me quedan muchos lugares para encontrar acá, conozco la ciudad muy bien, me muevo tranquilo y sin miedo de perderme; ayer mi amiga de Fudan quería tomar un colectivo y me estaba haciendo esperar en la parada equivocada, luego de perder uno le indiqué cual era la correcta, al tomarlo la cargué todo el camino “我是中国人,你是外国人 , pobre, me quería matar.

jueves, 22 de mayo de 2008

我愛上海

Dónde me quedé?...La cosa es que donde estoy no puedo entrar al blog, asi que estoy haciendo memoria, pero pasaron ya 36 horas, asi que volvamos al comienzo.Estaba yo en Hong Kong, caminando por las calles del Once Futurama, y tomé el subte a una estación de la cual salen los trenes. Los trenes para Shanghai salen, durante todo mayo, los días pares y tardan 19 horas en llegar. Si no salí ese mismo día iba a llegar a Shanghai el viernes... una pérdida de tiempo muy grande. Y teniendo en cuenta que el avión cuesta U$S 350, y el tren solo U$S 100, me fui en tren.Contra la voluntad de Igna y Catalina, me fui en tren. No compré el boleto más barato, pero tampoco el más caro. El más caro eran camarotes de 2 camas, con servicio de cuarto, recepcion con Leechy y bananas, con una mesita y sillas dentro, etc; y era usado por ejecutivos y empresarios. La más barata eran de 6 camas (imaginen el alto de la tercer cama), sin puertas, con mesitas en el pasillo para que la gente pueda apoyar sus comidas, mucho ruido, mucha gente; usado por la clase más popular. Mi sector del tren solo tenía un vagón, cuatro camas, aire acondicionado, una mesita dentro, cada cama con una tele de 14", luz individual, un lugar para guardar los bolsos, puerta, en el pasillo solo sillitas pegadas a la pared; era usado por señoras, tal vez de clase media, algunas con sus madres, y tres de ellas con sus hijos. En cuanto llegué me hice conocido, imagínense que con tan solo unas pocas palabras en chino ya me amaban todas las señoras, incluso venían de otros camarotes para saludarme. Pero era un sector muy aburrido, así que del vagón 7 de 4 camas, me fui al vagón 6 (de 6 camas), que es donde estaba la acción. Primero me hice amigo de dos chicos (Ming Fai y Jiu ko (hugo)), quienes fuero apodados por mi como MaoMao (gatito) y Japanesse Boy. Ellos estaban jugando a un juego de cartas chino con una señora de unos 45 años, me invitaron a jugar con ellos. Los chicos eran de HK, pero lo unico que sabían decir en inglés era Hello, fuck, y goodbye; la señora era china, pero vivía en USA, así que con ella podía comunicarme bien. Luego de jugar un largo rato aparecieron dos chicas en el camarote de al lado, una era el clon de Sasha Song -pero en china- y la otra se llamaba June, las dos con muy buen inglés, habían terminado la universidad, y June estaba estudiando una especialización en mkt. Pasé 20 horas geniales junto a ellos, las chicas decían que no podían entender como nos divertíamos tanto cuando yo no hablaba mucho chino y los chicos no entendían nada de inglés, pero como dice mi amiga Shan de Taichung: para ciertas cosas no hace falta el idioma.Llegamos a Shanghai, pasamos la aduana juntos con MaoMao y Hugo, y nos despedimos en la puerta de la estación. Ellos no sabían bien que quierian hacer, no tenian hostel, yo tenía todo planeado y no podía perder tiempo. Me hubiera gustado seguir con ellos un par de días, pero la comunicación iba a ser terrible; así que dijimos "you take a taxi, ni tsou lu"Por supuesto, no iba a tomar un taxi sin saber donde estaba. Cuando uno se cría en una ciudad como Buenos Aires aprende muchas cosas, una es no subir a un taxi sin conocer el camino; no solo por la seguridad, sino también por cuidar el billete. A diferencia de HK, donde Andrew me había preparado todo para que no tuviera ningún problema, acá no tenía un mapa, no sabía donde estaba, y lo mejor de todo: no tenía la plata de china!. Tenía pesos, american dólares, HK dolars, y Canada dolars... pero ni un puto Yuan. Así perdido y sin plata recurrí a lo único que me quedaba: mi cabeza.Rápido para resolver problemas, como Mr. Wolf en Pulp Fiction, pensé tan solo un minuto y me dirigí al metro. Claro, si uno está pedido lo primero que tiene que hacer es tocar fondo, así que bajé las escaleras. Me di cuenta de que en Shanghai nadie hablaba inglés, y recién en ese momento descubrí que habrá algo que extrañar de HK (que había sido colonia ingles hasta hace poco mas de 10 años). Hay seis líneas de metro en Shanghai, ninguna indicación en inglés, y pocas estaciones con el mismo nombre de la calle, así que recurría mi guía de Shanghai, el libro Shanghai Baby de Wei Hui, lo leí por tercera vez antes de llegar a Shanghai, y lo tenía todo clarísimo, no me fue difícil encontrar el capítulo donde dice "caminé hasta la bajada del subte en la calle Changshu" y yo sabía que mi Hostel estaba cerca de esa zona. Si podía llegar hasta ahí el taxi no sería caro. Descubro con asombro que son solo 3 o 4 paradas hasta ese lugar, en la misma línea donde yo estaba. Encuentro en la estación un pequeño banco selfserve que afortunadamente tenía cuentas de citibank (no se porqué antes de salir de bs as me iluminé y abrí una cuenta en ese banco), meto la tarjeta, y saco 200 Yuanes, sin saber siquiera si eso me alcanzaba para un cafe o para comprar un auto. Salgo de la estación de subte y me tomo un taxi. Que me costó $8,85... nada.El hostel es genial. Compré un mapa y me instalé en el living, en patas y con la notebook (fue muy buena idea traerla). Ubiqué todos los puntos en el mapa, estuve toda la tarde con eso, solo salí a comprar más Yuanes, un paomien (o ramien para los fanaticos del anime), chuapin (helado taiwanes, a base de hielo rayado, con ananá sandía, gelatina, salsa de caramelo y leche condensada) y una bebida de melón y jazmín. A eso de las 8pm me fui a dormir una siesta, el inglés de la cama de al lado (Patrick) me dejó su reloj para que pudiera despertarme, a las 11pm estaba levantado, a la 1am me fui a pasear. Empecé a caminar por la avenida Beijing, y un taxista me paró y me dijo en chino que me subiera, que él amablemente me llevaba. Primero le dije (uo zh iau tsou lu), pero me di cuenta que era mejor subirme. Le pedí en chino que me llevara a la Av. HuaiHai y salió volando, muy rapido y manejando muy bien. En 5 minutos estaba ahí me costó 18 Yuanes, pero le di 20, 2 de propina por la velocidad, o sea, U$S 2,85 en total. Al principio no lo quería aceptar, pero le expliqué que era por la velocidad (ni kai che kai te gen kuai, sou i uo iau kei ni liang sh kuai) y lo acepté muy agradecido.... imaginen que el tipo no quería una propina de U$S 0.30 , ahora me entienden cuando digo que en china no se deja propina... =P Puede sonar amarrete así? pero era mas del 10%.El lugar al que yo quería ir se llama Park97 Upstairs (http://www.park97.com/) es un complejo de 4 bares dentro del parque Fuxing, pero estaba cerrado por respeto al terremoto de Sichuan. Por suerte encontré un bar/disco muy copado, pasaban musica yanquee, onda hiphop negro. Desde que entré un camarero se puso a mi servicio, me sirvió un trago y todo el tiempo al lado mío, yo ponía un papelito que no servía sobre la mesa y el lo agarraba lo llevaba a la basura y volvía... al principio sospeché que era un bar gay (ya saben, esos bares siempre están abiertos) y que el tipo tal vez era una especie de "copero taxi boy", pero nada que ver, el bar estaba lleno de jóvenes de ambos sexos, y muys straight, o como se escriba. Terminé el trago y recordé que no habia cenado, o lo que sea que correspondía a esa hora. Me fui del bar y caminé unas 20 cuadras por HuaiHai para bajar el alcohol. Encontré un MaiTangLao (McDonalds), abierto las 24hs, los tres chicos que trabajaban ahí estaban en la puerta charlando, en cuanto me vieron con intenciones de entrar me abrieron la puerta y entraron conmigo. Pedí 4 nuggets, una hamburgesa de pollo spicy y una coca, el servicio hizo honor a su promesa FastFood, no como en argentina, que todos los que trabajan en mcdonalds son locas, feas, con la cara grasosa e incompetentes. Luego pedí patitas de pollo, y con sorpresa me di cuenta que REALMENTE ERAN DE POLLO... jjajaja, lo que quiero decir es que eran cuatro alitas de pollo rebosadas! increible, riquísimo.Caminé una cuadra más, desperté al taxista (porque estaban estacionados durmiendo) y le pedí que me lleve al Hostel. Me acosté a las 4, con los auriculares puestos. En un momento siento que entra alguien a la habitación, ya había terminado mi lista de mp3, no se que hora sería, pero lo ingleses de adelante volvieron borrachos de ver al manchester united. Me levanto a las 9:15 contra mi voluntad... no podía dormir más. En mi habitación todos dormían, el chino que se acostó a las 8 de la noche, Patrick y Karen que se acostaron a la medianoche y los ingleses borrachines (Solo conozco a Cris, al otro nunca lo vi), por respeto a ellos usé el baño compartido (porque tengo baño privado en mi habitacion) para ponerme operativo. Estuve desde esa hora desayunando dos vasos gigantes de té verde chino, casi medio litro (que me costó $2,57). Chatié un rato con Ine, koko y la "tía Ali" que está contenta con su nuevo sobrino... jajjaja, y me puse a escribir este libro.Con esto concluyo las 36 horas, ahora un poco más. Ahora que ya deben estar despiertos todos en mi habitación (tal vez no lo borrachines) me voy a bañar y a pasear por HuaiHai, pero de día. Si pensaban decirme que tengo que levantarme más temprano para aprovechar el día, les cuento que por la mañana está todo cerrado, lo mejor es empezar a media mañana o mediodía y seguir hasta tarde en la noche.

No me anda el Blog en este hostel, así que esto lo sube koko, y despues por msn call me cuenta lo que postean.gracias koko ^^

lunes, 19 de mayo de 2008

Good Bye HK

Me despierto varias veces en la noche pensando que dormí un montón, hasta que veo por la ventana la obscuridad de la mansión donde estoy parando. Me despierto a las 5.40am totalmente fresco, como si me hubiera tomado una siesta de cuatro horas y me hubiera levantado a las 5 de la tarde... y es que... es exactamente eso lo que pasó.

Me bañé a las 6, estuve un rato en internet, y salí a recorrer. Pero los negocios no abren hasta las 11, algunos abren a las 10, y los unicos que estan abiertos antes son los de porno y apuestas.

HK y yo no fuimos hechos el uno para el otro. Caminé muchisimo hasta la estacion de subte que me llevó a otra estación donde compré pasajes a Shanghai, llamé al hostel para adelantar la reserva, y allá voy, en dos horas sale mi tren.


Tal vez a la vuelta pase a comprar algunas cosas... vi un Er Hu a solo U$S30, yo pensé que eran carísimos... y vi un motorola rcker 8... cual es el ultimo que está en arg?


en fin, me voy a buscar mi bolso y a la terminal de trenes.

Costo del subte HK$ 5
Costo del pasaje U$S100
visitar shanghai, no tiene precio



cuac!!!

Hong Kong, day 1

Alguien vio Kung Fusion?

Estoy en un hostel al estilo el pueblito de la peli, pero en lugar de haber tierra esta lleno de mercados. Esto a una cuadra del centro de la ciudad, todas las marcas que se les ocurran estan al lado de los mercaditos, es como si fuera el Once del 2050.

Para los que decían que esto iba a estar lleno de chinos se equivocaron, está lleno de Sayids!!! jajajajaja, hay indios por todos lados. En cuanto llegué `me dió panic atack, bolo!` pero ahora todo bien, ya dejé la baggage en el hostel, donde comparto la pieza con un indio que se llama Solob.

Por lo pronto eso es todo, llegué hace 2 horas, todavía no se bien donde estoy ni que hago acá, pero estoy bien.


Por ahora no tengo wifi, porque no solucioné lo de la electricidad. Asi que faltan algunas tildes, sabrán entender que los teclados en inglés no tienen tildes ni ñ. Solo especifiqué las necesarias, porque si decia que tenia el teclado en ingles iban a pensar porquerias =P

jajaja


bueno, me voy a pasear, a ver si eso me da sueño.


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Guys, im ok, not tired at all, i sleept all my fly... MC FLY!.. sorry =P
Now im in the hostel, still dont have my shanghai tickets, but i will buy it tomorrow morning.

Andrew! dont forget to write to me about that club and the camera. Tomorrow i will start with your list ;)

domingo, 18 de mayo de 2008

Transito in Canada

Por supuesto que no les voy a hablar de como se maneja en Canada, porque obviamente no salí del aeropuerto. Para los que lo captaron: tengo cuatro horas de espera y, por suerte, free wi-fi internet. Pero claro, deben ser las 8 am en Argentina, y hoy es domingo, así que nadie está levantado.

El avión es increible, dejando de lado que estoy haciendo un vuelo de medio mundo y tengo una sillita onda transporte escolar, que se reclina unos 30º, el resto muy bien. El avión tiene una iluminación genial, en los momentos de tensión se pone todo azul y te relaja, y por momentos se pone violeta para que duermas... jajajajja, es re top.

En el respaldo del asiento de adelante, o sea en frente mío, tengo una pantalla de unos 20cm de ancho en la que tengo muchisima multimedia. Programas de tele (solo entré a comedia, hay de todo, me vi un capítulo de Futurama), radios (de jazz, rock, r&b, clasic, etc), el mapa del vuelo que indica todos los datos y muestra el recorrido del avión, un montón de discos (The Doors, Simple Plan, Putumayo (si nacho, Putumayo!), Alicia Keys, y en total son 102 albums) y lo mejor, está lleno de películas! separadas en estilos (antiguas, canadienses, hollywood, avant garde, independientes, etc) y están las ultimas pelis y algunas que todavía están en los cines (por eso la categoría se llama Avant Garde). Anoche me vi The Bucket List (la recomiendo) y Cloverfield (para un domingo aburrido), y tengo para ver Jumper, The Savage Family, I am legend, PD I love you, y montones de peliculas nuevas. Y al lado de la pantalla... un enchufe!!!! genial, puedo usar la notebook, pero como dormí todo el viaje dejé eso pendiente para el de ahora, que es durante todo el día.


Ahora estoy en el aeropuerto de Toronto, está lleno de olor a café por todos lados y el Starbucks me está tentando, pero por ahora me resisto, en el avión te llenan la panza de basura y con la presión de la cabina y todo eso no te da muchas ganas de seguir comiendo. En unas dos horas sale mi vuelo para Vancouver y de ahí me voy a Hong Kong. Acá todos los enchufes son de dos patitas chatas paralelas.... y soy tan boludo que no traje convertores. Venden uno que es muy groso, tiene todas las entradas y todas las salidas, pero claro, cuesta 30..... dólares... jajjaja, asi que voy a ir apagando la compu para que no se vacíe la batería.


Nos vemos en Hong Kong




so long.

jueves, 15 de mayo de 2008

Departuringg

Ultimo día en Buenos Aires... almost

Para todos los que, como yo, consideran que el día cambia a la medianoche (y no cuando uno se despierta.... imbéciles! ) ya es viernes 1:55am. Mi koko ya llegó de su viaje (no de su vieja Andrew!! jajaja) y estuve chusmeado más que nada los temas de la aduana, y parece que no hay mucho problema para pasar cosas.... por lo pronto, así a simple vista, los vi entrar con 3 notebook, 6 MP4, tres cámaras de fotos, etc, etc.

Ya estoy un poco más tranquilo con todo, ya tengo todas las visas que necesito, los pasajes confirmados, hostels en Hong Kong, Shanghai y Taipei (solo me faltan en Bangkok, Hualien y Taitung, pero como no tienen idea de donde mierda es tampoco les va a importar =P )

Ya tengo armado el itinerario de Hong Kong (donde paso los primeros dos días) y estoy terminando Shanghai, que tengo muchisimos lugares para ver y durante el vuelo seguiré agregando. Como todavía no se bien lo que voy a hacer entre Shanghai y Taipei (a donde llego el 2 de junio), les voy a ir contando mientras pasen los días. Les dejo la primer parada:

Hong Kong: llego el 19 a las 18:30 de allá. Es una parada de abastecimiento, voy a hacer dos días de shopping, pato cantón y algo de paisaje, buda gigante, oceano, muchos edificios, etc.
Cuando llego saco los pasajes para Shanghai, la idea es pasar allá todo el fin de semana (jueves a lunes). Asi que como mínimo voy a estar en HK del 19 al 21 de mayo.

Cuando saque los pasajes para Shanghai les cuento.


^_^&




Now, for Andrew, Catalina, Claire, and foreign friends:
I have everything ready for my trip, visas, acomodation, fei chi piao, etc. I will arrive to Hong Kong next may the 19th, till 21th. Next city: Shanghai, just during the weekend. I will be in the middle of The Bund, 10 blocks near to HuaiHai Av, so, you know, maybe i wont sleep =P

Andrew!! if you have more info about HK, and if your friend answer the mail, just write to me and let me know.
Claire!!! if you can wait up to 6/3 i will meet you =)
Catalina, dont worry about me, you know about my feelings of beeing lost in translation.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Guelcom!!!

haha

Bueno, la cosa es así: en Asia no hay cybers como en Argentina, y es probable que solamente tenga acceso a internet durante un ratito en los hostel (eso si el hostel tiene!!! =P ), y como es probable que no pueda responder mails a cada uno que me escriba he decidido abrir este blog para las comunicaciones oficiales.

Asi que yo voy a postear acá algún comentario, y el que quiera me lo puede responder. PERO ACUÉRDENSE DE FIRMARLO, porque sino no puedo saber quien es quien.

(leer lo que sigue con voz de Fernando Peña en tono de oyente boludo)
¿y por qué se llama Leeloo in monster land?


Bueno, Leeloo es como me dice Teo. Y el resto es por una de mis obras de arte favoritas, del año 1987.



En fin

guelcom ebribadi !!